Para los expertos, el protagonismo judicial de la actriz Jimena Araya plantea un modelo distorsionado de lo erótico. Señalan que el porno puede desplazar noticias relevantes
ELIZABETH ARAUJO
14 DE NOVIEMBRE 2012 - 12:01 AM
Como lo dijo de manera acertada Laureano Márquez, las desventuras de Rosita ocuparon casi tres semanas los titulares de los medios, mientras el presidente Chávez –pensarán algunos– preparaba su brebaje de las comunas, con gotas de reforma constitucional incluida. No se busca, desde luego, mezclar la política con el sexo, sino sopesar un fenómeno cada vez más recurrente en la sociedad actual: las chicas sexy y su banalización del sexo, apunta el sociólogo Hernán Gómez Salerno, para quien el desfile de modelos por las redes sociales –calcula que hay 1.500 registradas en Twitter– sucede ante la mirada indiferente de sexólogos hasta ahora sin respuestas a “un suceso que va más allá de lo mediático”.
“No se trata de prejuzgar moralmente a esa hermosa joven, ni de los avatares cotidianos de Diosa Canales y el sinfín de imitadoras, sino de precisar cómo, de modo repentino, el porno, en cualquiera de sus fórmulas, ha asaltado incluso el ámbito de la información desplazando a un segundo plano las noticias más relevantes”, responde el profesor universitario, al citar la obra de Mario Vargas Llosa La civilización del espectáculo, que describe “un mundo en el que el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal”.
Voyerismo del siglo XXI
Para Antonia de Clemente, no hay nada sorprendente en “el viacrucis judicial” de Rosita y sostiene que no se atreve siquiera a denominarlo “fenómeno mediático”. A juicio de esta psicóloga clínica, se trata del mismo fisgón de siempre “que goza en contemplar el acto sexual ajeno, representado en la imagen del cine, como quien mira a escondidas por el ojo de la cerradura”. “Digámoslo de una vez: el sexo mueve el mundo, y lo que cambia son las variantes, según las sociedades y las épocas; lo que pasa es que en este mundo signado por la globalización de la imagen es el sexo el que absorbe al mirón”.
La especialista confirma que la imagen erotizada excita, agrega mayores razones para anotar lo sexual como prioridad, pero que igual pasó en la década de los sesenta con los desnudos de Brigitte Bardot y ahora con los pic.twitter que publica Diosa Canales, que le han ganado más de 790.000 seguidores en la red social.
Clemente subraya, sin embargo, que habla del voyerismo como parafilia, un trastorno que tanto la psiquiatría como el psicoanálisis definen como práctica provocada por la erotización patológica de la mirada. “Se trata de la compulsión del voyeur por observar, como espectador pasivo, la vida sexual de los demás, pero en lugar de ocultarse para espiar, lo disfruta desde su condición de usuario de las redes, y mirar se erige en fin y no en medio para alcanzar el acto sexual”.
Como lo señala Gabriel Cocimano, en su trabajo Inercia de la sociedad voyerista, en tanto que verdadero cultor de la vida íntima de los otros, “el mirón contemporáneo, paralizado por la multiplicidad de ofertas para satisfacer su propio deseo, parece naufragar entre un autismo y un erotismo virtuales, un placentero onanismo que ha perdido todo punto de contacto con su propia intimidad”, lo que ha sido definido por los tratados de psiquiatría como un individuo que, con tendencias adictivas, halla placer en el universo ajeno, sustituyendo la acción por la mirada.
“Si no lo quieren llamar fenómeno, pues no lo hagan”, riposta Gómez Salerno, al subrayar que no es mera casualidad que las trivialidades íntimas de las “chicas sexy” hayan tomado la acera pública justo cuando la sociedad naufraga en asuntos más serios, como el tema ambiental, la ruina de la economía mundial o, en el caso venezolano, las nuevas propuestas del Presidente por cambiar las reglas de juego de la democracia. “Mientras tú y yo conversamos, miles de twiteros están mirando el último pic.twitter de cualquiera de las chicas que acaban de subir una foto suya, desnuda, recién salida del baño”.
http://www.el-nacional.com/salus_y_bienestar/fenomeno-Rosita-pretende-banalizar-sexo_0_80994185.html