terça-feira, 17 de maio de 2011

La prostitución de hombres y mujeres a cambio de comida

El kamasutra milenario
La prostitución de hombres y mujeres a cambio de comida

Por Ignacio Monzón, 04 de abril de 2011


Los dioses practicaban el sexo como una forma de poblar el universo con más entidades superiores y cuando se emparejaban con los mortales producían individuos singulares que servían como agentes suyos en el mundo mortal. Es más que evidente que los mortales también disfrutaron de las relaciones carnales, pero posiblemente incluyendo una dimensión más lúdica e intrascendente.

Una de las evidencias para conocer algo de la mentalidad sobre el sexo en este sentido es el de la aparición de la prostitución en las primeras civilizaciones. El llamado “oficio más antiguo del mundo” si realmente no lo es, desde luego se encuentra entre los más añejos que ha ejercido la Humanidad, tanto en el caso femenino como en el masculino. Gracias a la documentación que ha sobrevivido de la antigua Sumeria sabemos que en las ciudades existían mujeres y hombres que intercambiaban sus favores por comida u otros productos y que recibían los nombres de “las que hacen la calle” o “las que hacen los muelles” en el caso femenino, unos apelativos bastante contemporáneos.

Pero quizá lo que más ha llamado la atención por parte de la comunidad de especialistas ha sido la existencia de otro tipo de servicio que poseía una protección de los dioses: la llamada “prostitución sagrada”. Más que un tipo único se trataría de una realidad heterogénea mal catalogada por griegos y romanos que incluiría prácticas sexuales vinculadas de forma oficial con los templos y potencias celestes. Heródoto (I, 199) recogía que en su viaje a Babilonia había contemplado un acto que le había llamado poderosamente la atención desde su perspectiva helénica. En el templo de Isthar –una versión de la Innana sumeria- las mujeres que deseaban casarse se sentaban en las escaleras y debían esperar a que un hombre les diera dinero. En ese momento debía yacer con el individuo y ofrecer el dinero a la divinidad. Con esto la mujer ya podía casarse, regresando a su casa con toda su honra al haber ofrecido su virginidad a la diosa.

Este pasaje generó y en ocasiones todavía lo hace, ríos de tinta acerca de las posibles interpretaciones. Desde un error del historiador a una deformación intencionada para hacer ver a los babilonios como seres depravados y algunas ideas más son las que se han barajado para explicar esta extraña mención. Una posibilidad muy sólida es que fuera un acto “escenificado” donde el futuro marido fuese el hombre que ofrecía el dinero. Al fin y al cabo todo se hacía en el recinto sagrado del templo, como los matrimonios religiosos actualmente se hacen en las iglesias o sinagogas. El mismo ofrecimiento del dinero a la patrona del templo sería una acción de gracias o una petición de felicidad y prosperidad, obteniendo la sanción del acto por parte de Ishtar. Otro posible significado de semejante costumbre sería el llamado “primer desvirgamiento”, una costumbre semita, al menos documentada en la zona de Canaan, donde los huéspedes, siempre ajenos a la familia, tendrían el derecho –y casi el deber- de disfrutar de los favores de las mujeres de la casa donde se hospedase. En ciertos pasajes bíblicos (Ier 5,7; 4,30; cfr. Gen 34,31; 38,15-21; los cap. 2 y ss.) esta costumbre de “hospitalidad sexual” sería extensible a las poblaciones hebreas.

El llamado “sexo sagrado” en los templos aparece en menciones de Estrabón (XVI, 1, 20) o Justino “(Epítome”, XVIII, 5, 4), éste último refiriéndose a la costumbre de la prestación de estos servicios en la isla de Chipre por parte de mujeres que se vinculaban a Afrodita cíprica –curiosamente la diosa había nacido en sus aguas recibiendo el nombre de Cipris-. Luciano de Samosata, en su “Dea Syria” (6) nos informa de que en la ciudad fenicia de Biblos existía esta prestación femenina pero como una suerte de “multa” o castigo para las mujeres que no se rapaban la cabeza en la fiesta de Adonis. Lo cierto es que todo lo relacionado con este tema de la “prostitución sagrada” sigue siendo debatido y estudiado pues parece comprender realidades muy diferentes que en general se alejan del mero comercio sexual.

Y, quitando a las prostitutas “civiles”, ¿existen más posibles menciones de "sexo por placer”? Eso es lo que han pensado algunos egiptólogos ante la existencia de pequeños elementos como figuras de marcado carácter erótico o pinturas de bailarinas desnudas. Aparecidas en contextos muy variados nos dejan bien claro que el gusto de los habitantes de la tierra del Nilo no era ajeno a los atractivos carnales. De hecho incluso conocemos algunos de los clichés relacionados con el atractivo sexual. En una cultura en la que, por razones de higiene, hombres y mujeres se rapaban la cabeza, el empleo de pelucas tenía un enorme componente erótico. Que una mujer se pusiera su postizo capilar indicaba que se estaba “poniendo guapa”, hablando en plata, y por tanto que podía desear ciertos tratos carnales. Los vestidos vaporosos y aparentemente transparentes que aparecen en pinturas del Reino Nuevo, dejan muy claro que no tenían prejuicios a la hora de mostrar su cuerpo.

En algunas tumbas de personajes notables se constatan estas figuras femeninas que dejan entrever sus formas o incluso mujeres completamente desnudas tocando instrumentos o bailando. La aparición de figuritas realizando el acto sexual, a veces con los genitales completamente exagerados, son hilarantes, pero no por ello deben ser ignoradas. Son testimonio de una posible dimensión desenfadada de la sexualidad pero no significaba por ello que fuera menos importante. Existe, además, un testimonio muy claro sobre las posibilidades sexuales de los egipcios que ha levantado una cierta polémica sobre su significado: el Papiro Erótico de Turín. A pesar de estar fragmentado, este documento del siglo XII a. C., en la XX Dinastía, muestra una serie de escenas donde un curioso personaje masculino, dotado de un falo desproporcionadamente grande, copula con una mujer en múltiples posturas.

A pesar de que se ha querido ver una cierta trascendencia en el trabajo, no son pocos los que lo han calificado como el “kamasutra” de la Antigüedad, 1.400 o 1.700 años anterior al texto indio. Sería por tanto una especie de manual erótico con todas las posturas que podrían practicarse para disfrutar del amor físico. Otras menciones en la literatura egipcia sobre las ansias del amor –como el Papiro Harris 500 o el Chester Beatty I- reforzarían esta idea de auténtico sexo por placer. Pero eso no habría significado necesariamente una promiscuidad moralmente aceptada. En el Libro de los Muertos o en el texto de Ptahhotep se advierte contra el adulterio, concibiéndose como algo negativo y por lo que se paga un alto precio al morir. De hecho a excepción del faraón los varones egipcios eran monógamos.
http://www.elreservado.es/news/view/262-el-sexo-en-la-historia-seriales-historia/1109-la-prostitucion-de-hombres-y-mujeres-a-cambio-de-comida

Los iconos sexuales de la época romana

Los iconos sexuales de la época romana

Por Ignacio Monzón, 25 de abril de 2011

Hermes itifálico
Gracias a las múltiples producciones televisivas y cinematográficas el gran público ha forjado una imagen muy alterada de cómo fue la Roma imperial. Orgías y banquetes pantagruélicos eran escenario de una sexualidad sin tapujos tal y como nos ilustran de forma tan cruda las pinturas de Pompeya, Herculano y Stabia. De esta forma se pretendía, incluso, explicar el declive del gran imperio y el derrumbe de su civilización. Por supuesto hace ya décadas que esta visión tan sesgada y pobre se combate con las armas de la razón, valorando las relaciones carnales humanas bajo una perspectiva más seria y con menos prejuicios. Ni el Imperio Romano cayó por su inmoralidad ni los romanos ocuparon todo su tiempo en dedicarse a los asuntos patrocinados por Eros, pero tampoco fue un tema desatendido o desconocido por ellos.

En general el sexo, como se ha visto en anteriores entregas, fue importante y gozó de la atención de los eruditos y los literatos, ya que era otro aspecto más de la vida cotidiana que debía tenerse en cuenta, pues tenía múltiples aspectos negativos. Una sexualidad sin control traía violaciones, embarazos no deseados –que en condiciones de higiene o cuidados médicos deficientes podía conllevar la muerte de la madre-, infidelidades y la degradación “moral” del varón y la mujer. Para los antiguos romanos tanto el género masculino como el femenino debían ejercer una férreo autocontrol, ese mismo que les había llevado a salir de sus cabañas de pastores y dominar tierras en tres continentes. El hombre podía ser siempre más libre en este aspecto ya que presuntamente poseía más dominio de sí mismo, mientras que la mujer debía permanecer en casa para conservar su “pudicitia”, una suerte de “honor femenino” como lo entenderían algunos.

Salustio se quejaba, en las últimas décadas del siglo I a. C., de las enormes libertades que gozaban las mujeres, pudiendo salir de casa para comprar a su antojo. De hecho las damas de la clase alta podían conseguir esclavos que para satisfacerlas en el lecho al igual que hacían los hombres. Y si antes he mencionado varios aspectos negativos el de las enfermedades no puede pasarse por alto. Bien documentadas en la Antigüedad, pronto aparecieron las patologías propias “del amor”, que al margen de sumir a la persona en profundos estados de ánimo –tanto alegre como depresivo- podían suponer males físicos perfectamente dañinos para el organismo humano. Eran y son las enfermedades “venéreas” o de Venus, la diosa romana del amor.

La prostitución, presente en casi todos los grupos humanos, también se nos muestra en el mundo romano de forma tan clara que no son pocos los comentarios que se hicieron sobre ella. Ejercida por esclavos, libertos y personas libres –de ambos sexos- de las clases más bajas, era en principio un oficio vil y cargado de cierto desprecio por parte de los que se consideraban más moralistas. Cosa curiosa no obstante, personalidades como Catón el Viejo recomendaban sus servicios para los caballeros más jóvenes ya que así “desfogaban” sus apetitos y se centraban en sus quehaceres cívicos, dejando de molestar a las mujeres –casadas o no- que les rodeaban. Gracias a los textos romanos sabemos que la prostitución era muy heterogénea y compleja, con toda una serie de conceptos que nuestro mundo ha heredado. El término de prostitución deriva de “prostitutere” o lo que es lo mismo “exponer a alguien públicamente” por lo que una prostituta o prostituto eran personas “públicas” en el peor sentido de la palabra. El resto de vocablos que resuenan en este aspecto de la sexualidad humana también han sido heredados directamente.

Así, las meretrices eran prostitutas que trabajaban sin intermediarios y las felatoras, por su parte, eran especialistas en “trabajos orales” –relacionándose con la voz “fellatio” o “felación”-. Por muy solicitados que estuvieran sus servicios y por mucho que pudiesen cobrar –había prostitutas de todas clases-, ser tildado con semejante condición era un auténtico insulto como lo suele ser hoy en día. Juvenal, con mucha e hiriente sorna, llegó a sugerir que la esposa de Claudio, la famosa Mesalina, salía por las noches del palacio imperial y se dedicaba a la prostitución en un lupanar (VI, 115-135). Un lugar que debe su nombre a la loba o “lupa” ya que ambos términos se confundían, quizá como recordatorio de lo animal o biológico que tenía el acto sexual. En las ciudades sepultadas del Vesubio se han documentado hasta ahora más prostíbulos –tanto grandes como minúsculos de una sola persona- que panaderías, con frescos que mostraban las especialidades de los profesionales del sexo además de servir para crear un clima adecuado de excitación. Especial mención merecen las “puellae gaditanae” o lo que es lo mismo: “las doncellas de Gadir”, que en múltiples menciones (Marcial, Juvenal y Plinio el Joven) aparecen como extraordinarias bailarinas, cantantes e intérpretes musicales que solían acompañar las veladas más picantes.

Un aspecto muy ignorado pero que resulta de lo más chocante y que ilustra muy bien el carácter de la civilización romana es el de la mitificación erótica de sus grandes figuras “deportivas”. Los conductores de carros, los aurigas, podían llegar a ser estrellas populares con más dinero que el que tenían los propios senadores pero había más. Sus físicos bien cuidados y sus victorias les traían una fama y un encanto que les convertían en auténticos iconos sexuales, al igual que sus compañeros gladiadores –como se refleja en la reciente producción “Espartaco: sangre y arena”-.

Estos últimos, siempre en buena forma física y cubiertos de sangre y sudor, eran un poderoso reclamo para las mujeres, que no dudaban en conceder sus favores a personas que en muchos casos eran esclavos, la condición jurídica más baja concebida por los latinos. Las damas romanas más pudientes podían acudir a las escuelas de los lanistas para, previo pago, disfrutar de las habilidades físicas de los gladiadores. Y es que acudir a los espectáculos era algo excitante en todos los sentidos. Hasta el término “fornicación” proviene de “fornix” o arco, bajo los cuales se solían encontrar prostitutos y prostitutas a la salida del teatro, la arena o el circo y que aprovechaban lo “acalorados” que salían los espectadores como nos recuerda Ovidio en su “Arte de amar”.

Tampoco pasan desapercibidos, para el estudioso de la Antigüedad, los turistas y hasta los curiosos, las copiosas representaciones de penes erectos –en ocasiones alados- que se encuentran en Roma, Pompeya y algunas otras ciudades romanas. La ostentación del órgano masculino “en toda su gloria” tenía varios usos: como señalización –de una casa de citas, por ejemplo- o como símbolo de prosperidad y protección, encontrándose en las entradas de algunas viviendas. La condición itifálica de proporciones desmedidas también era la enseña de Príapo, personaje mitológico que, como una especie de espíritu protector, guardaba las granjas sodomizando a los que se aventuraban a asaltarlas de noche.
http://www.elreservado.es/news/view/262-el-sexo-en-la-historia-seriales-historia/1162-los-iconos-sexuales-de-la-epoca-romana

Tras la época romana, cambian los usos sexuales

Tras la época romana, cambian los usos sexuales
El sexo pasa del placer a la búsqueda de la prole

Por Ignacio Monzón, 04 de mayo de 2011

Lady Godiva cabalgando desnuda
Parece que la antigüedad, sobre todo si pensamos en el mundo heleno y en el latino, gozó de una sexualidad muy viva que se disfrutó sin tapujos. Realmente, como se ha visto en este serial, son exageraciones, pues todo tenía su momento y su lugar. Desde los primeros tiempos históricos –y hay quién diría en los prehistóricos– era practicada la zoofilia, la necrofilia –de la que hay alguna referencia en el Egipto de los faraones–, los tríos, las orgías y mil y una “perversiones” tal y como se vieron después, pero no siempre se toleraron desde la esfera pública. En el mundo hitita, el egipcio, el heleno y el romano el adulterio se condenaba –no de la misma manera– y existían advertencias acerca de los males que podían acarrear los amores físicos sin control alguno. Pero en los últimos siglos del llamado Bajo Imperio romano un hecho trascendental vino a cambiar la percepción de la sexualidad y su valoración, al menos en el terreno oficial.

En el año 313 el emperador Constantino I proclamaba su famoso “Edicto de Milán” donde se concedía a los cristianos un status teóricamente igual al de las demás religiones. No obstante, su abrazo público a esta nueva religión oriental le dio un carácter de creencia preeminente en todo el Imperio. Finalizando el siglo IV el hispano Teodosio I, poco antes de morir, declaró la doctrina de Cristo como la única legal en todo el mundo romano. Evidentemente la nueva religión alteró en parte la cultura existente.

De forma genérica y un tanto apresurada es común afirmar que el cristianismo demonizó el sexo y todo lo que conllevaba, más no es del todo cierto. Lo que la Iglesia no veía con buenos ojos era una sexualidad sin control –evidentemente según su propia valoración–, algo que también pasaba en las sociedades pre-cristianas. La falta de juicio o de previsión podía generar una crisis demográfica que no podía traer nada nuevo. Antes de la industrialización –y todavía hoy hasta cierto nivel– el equilibrio entre recursos y población, siguiendo la mentalidad maltusiana, era extremadamente delicado.

En un tiempo de fragmentación política, donde la falta de un poder central llevó a recortar fondos y esfuerzos en la organización que permitía el gran sistema de infraestructuras, no eran favorables grandes cambios en su número de habitantes, tanto al alza como a la baja. Además, las condiciones higiénicas y la falta de médicos capacitados podían significar la muerte de los recién nacidos y de la madre. Al margen de los sentimientos personales ambos seres eran también una mano de obra en el campo o la ciudad que no se podían perder. Por ello la autoridad eclesiástica, guardiana de la moral, tuvo que imponer unas normas que, desde su punto de vista, sólo buscaban el bien de la comunidad, tanto en lo físico como en lo espiritual.

El sexo “autorizado” comenzaba con los esponsales “legales” entre el hombre y la mujer cristianos. Con ello se establecía una suerte de contrato en la que la unión se concebía como un mecanismo que legitimaba la unión física y ésta solamente podía darse con la intención de tener descendencia. De esta manera se separaba el concepto casi sagrado de procreación del de la mera fornicación, que era gratuito, destinado solamente a obtener placer. Este reflejo lo encontramos en el Antiguo Testamento (“Génesis”, 38, 9-10) donde Onán se acuesta con la viuda de su hermano para dejarla en cinta, según las obligaciones de su época, pero eyaculando fuera.

Derramar la semilla

Un acto definido como egoísta y condenado por Jehová ya que significaba “derramar” la semilla masculina, perder un líquido que se consideraba harto valioso pues llevaba en él la base de la vida humana. Mientras que realmente era un “coitus interruptus”, una cópula interrumpida que servía de control de la natalidad, se interpretó como una masturbación, generando el término “onanismo” y que por supuesto también fue visto con malos ojos por el poder espiritual. Un ejercicio de egoísmo que solamente podía ser contestado por la divinidad con un castigo. Hasta se llegó a decir por parte de médicos, o personas que decían serlo, que la masturbación producía todo tipo de males, como la ceguera o la sequedad de la médula espinal –siguiendo aquí las ideas de San Isidoro–, argumentándose que era donde se alojaba el semen.

Lógicamente, si el acto sexual no debía encaminarse al placer sino a la búsqueda de prole, muchas de las prácticas y posturas no tenían cabida. La penetración anal, muy bien documentada en la antigüedad como método anticonceptivo, o el sexo oral, eran pecados de lujuria y dado que el dios cristiano era omnisciente y omnipresente, siempre iba a ser castigado. Resulta de lo más irónico que algunos grandes hombres de la Iglesia, como San Alberto Magno (1193-1206), emplearan su valioso tiempo intelectual en teorizar acerca de las posturas entre hombres y mujeres –autorizándose de forma casi unánime la del “misionero”–, las penas por las diferentes prácticas sexuales, o sí era lícito el placer femenino durante la cópula.

Que la mujer disfrutara era siempre un peligro dado que también en los días del Medievo se la consideraba incapaz de controlar sus apetitos. Además, el ejemplo de la Virgen María, madre amantísima que se daba a su familia antes que a sí misma y que llegaba inmaculada al matrimonio, era un referente que se intentaba inculcar a toda costa. Y cuando las damas se confesaban por cuestiones carnales, como recordaba Michel Foucault, siguiendo los manuales sacerdotales el clérigo debía preguntar acerca de las posturas y actos, puesto que la gravedad del pecado y la consiguiente penitencia dependían de ello.

Por supuesto las faltas cometidas por hombres y mujeres en temas sexuales reflejaban de la misma forma la desigualdad de ambos géneros. Si una mujer cometía una infidelidad estando casada era una adúltera y sufría un severo castigo, pudiendo ser azotada públicamente. Por supuesto, cuando la fertilidad femenina se extinguía, fruto de la edad o de la enfermedad, debía apartarse de lo carnal y vivir con su esposo de manera fraternal. Tampoco podía mostrar los encantos de su cuerpo pues incitaba al varón a cometer actos pecaminosos por su culpa.

En la leyenda anglosajona de Lady Godiva (s. XI) la protagonista, para favorecer a su pueblo, tuvo que cabalgar completamente desnuda. Su belleza era enorme pero aún así la vergüenza de ser contemplada era tal que pidió a sus súbditos que se encerraran en sus casas para no contemplarla, algo que hicieron casi todos. No se trataba del pudor natural que pueden sentir lo lectores de estas líneas si se ven en una situación parecida, era algo más profundo que apenas se puede llegar a describir.

De hecho podemos hacernos una ligera idea si pensamos en la escasez de imágenes de hombres y mujeres desnudos a la manera que se plasmaban en el arte clásico. El cuerpo humano incitaba al deseo y la mujer, como hija de Eva, podía llevar al hombre a la perdición con sus encantos físicos y su “maldad natural”. El hombre, en el caso de mantener relaciones extramatrimoniales se había “amancebado”, sufriendo una pena mucho más leve. También es cierto que el adulterio con gentes no cristianas podía suponer la hoguera pues era doblemente pecaminoso.
http://www.elreservado.es/news/view/262-el-sexo-en-la-historia-seriales-historia/1190-el-sexo-pasa-del-placer-a-la-busqueda-de-la-prole

Onanismo, abortos, coitos y diablos lujuriosos en la iconografía románic

Onanismo, abortos, coitos y diablos lujuriosos en la iconografía románica
07-05-2011 / 12:00 h
Valladolid, 7 may (EFE).- Onanistas, abortos, cortejos amorosos, coitos en posturas forzadas y diablos lujuriosos son algunas de las representaciones que pueden contemplarse en los canecillos, capiteles y metopas de las iglesias románicas de la mitad norte de España, que el investigador Jesús Herrero ha analizado en un libro.

"La lujuria en la iconografía románica" (Cálamo Ediciones) es el título de esa investigación, presentada esta mañana en la 44 Feria del Libro de Valladolid, donde su autor trata de explicar la aparente incongruencia de elementos irreverentes y procaces dentro de recintos sagrados como son las iglesias y ermitas.

Ese erotismo, casi pornografía, acusaba una carga aleccionadora o de moral para prevenir el pecado como parecen indicar, a modo de ejemplo según el autor, las madres desnudas que sostienen entre sus piernas niños muertos (abortos) vestidos con una túnica para destacar su carácter legal y su derecho a la vida ya conculcado.

Estas representaciones de abortos, al igual que un onanista en pleno trance, pueden observarse entre los canecillos de la iglesia de San Martín, en Frómista (Palencia), similares a las existentes en templos del sureste francés.

La magia, la hechicería y la brujería también forman parte de ese repertorio como algo prohibido a su feligresía por la Iglesia Católica, con abundantes muestras de demonios o brujas al acecho (Colegiata de San Isidoro, en León); o un demonio flanqueado por dos machos cabríos en un amago de aquelarre (catedral vieja de Salamanca).

Herrero anota también apareamientos que sugieren zoofilia cuando en realidad se trata de brujerías (Colegiata de San Pedro, en Cervatos -Cantabria-), así como personajes relacionados con la fabricación de brebajes y conjuros (monasterio de Leyre, en Navarra), e incluso parejas homosexuales en actitud amatoria (iglesia de Yermo -Cantabria-).

Los cruceros (cruces labradas en piedra y elevadas sobre columnas de gran altura) se erigían para purificar o reinar en los lugares, generalmente una confluencia de caminos, donde los brujos, magos y hechiceros solían reunirse para celebrar sus rituales, explica también el autor acerca de la misión apostólica de la iconografía románica.

El libro parte de un estudio introductorio sobre el uso de los elementos sexuales en las culturas prehistóricas, de Egipto y la India, además de la Grecia y Roma antiguas, hasta llegar al Cristianismo en la época medieval, donde ha inscrito esta investigación.

Jesús Herrero (Palencia, 1950) ha dedicado gran parte de su trayectoria profesional a la investigación del simbolismo románico mediante estudios donde analiza las claves sociales, culturales y religiosas del medievo para su interpretación.

Es autor, entre otros libros, de "Bestiario románico en Castilla-León y Cantabria" (2006) y "Bestiario románico en España" (2010). EFE
http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=808217

Ataque sexual a una perra

Ataque sexual a una perra
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Publicado: 11 Mayo 2011
MARIA ALEJANDRA CARDONA - EL UNIVERSAL
JULIO CASTAÑO - EL UNIVERSAL
Fundaciones protectoras de animales coinciden en que estos hechos incrementan conforme a la cantidad de perros callejeros e invitan a la comunidad a adoptar.

Un hombre manteniendo relaciones sexuales con una perra, fue el foco de atención de algunas personas, quienes quedaron impresionadas ante este hecho aberrante.El acontecimiento ocurrió pasadas las 11 de la noche del domingo pasado en un lote de la Calle 30, en el barrio Pie del Cerro, muy cerca de la vía Marginal de San Lázaro.

El hecho fue denunciado por uno de los testigos, quien llamó a la línea 112 de la Policía a fin de que los agentes sorprendieran en flagrancia al zoofílico y tomaran la medidas correctivas.

Dos patrulleros de la Policía llegaron al lugar en moto y encontraron al hombre con los pantalones abajo, pero éste al parecer ya había “terminado lo suyo”.

El denunciado tiene unos 40 años, es delgado, de tez morena y estatura mediana. En el momento de los hechos portaba una nevera de icopor.

Según la información suministrada por los agentes, el sujeto vende agua, y supuestamente estaba embriagado o bajo la influencia de sustancias alucinógenas. También portaba una navaja.

Luego de ser requisado y cuestionado, el individuo se retiró sin ser sometido a mayores sanciones por parte de la autoridad.

Los denunciantes lamentan que estos hechos queden en la impunidad, pues “aunque el victimario no fue sorprendido en flagrancia, él le confesó a las autoridades el hecho”, informó uno de los oficiales.
Canes pueden morir

Ubaldo Puello Rambays, veterinario de la Fundación Angeles con Patas, explica saber de otros casos de este tipo ocurridos en Cartagena en el 2010.

Según Puello estos ataques sexuales pueden generar en estos animales desmembramiento de las caderas, hemorragias internas, entre otras consecuencias, incluida la muerte.

“La estructura genética de los perros no es igual a la de las personas, en algunos casos pueden llegar a destrozar por dentro a las perritas y toca sacrificarlas”, explica el veterinario de esta Fundación, que a través de un convenio con la Umata le presta atención a los animales enfermos o lastimados.

Por su parte, los perros pueden contagiar a la persona una enfermedad llamada TVT (Tumor Venéreo Transmisible), que es transmitida a través de los fluidos.
Leyes, permisivas

Pese a las múltiples vejaciones a que son sometidos los animales en Colombia, “aquí las leyes para la protección de estos seres indefensos no garantizan su objetivo”, dice Martha Bonilla, directora de la Fundación Ángeles con Patas.

Según Bonilla para casos de zoofilia como el expuesto en esta información, “la multa es de 10.000 pesos y además se hace la salvedad de que si la persona los tiene los paga, y si no, pues no”.

Estas sanciones están señaladas en el Artículo 4 de la Ley 84 de 1989 (Estatuto Nacional de Protección de los Animales), el cual indica que cualquier tipo de maltrato contra los animales, el agresor será castigado con arresto de uno a tres meses, y con multas entre 5 mil y 50 mil pesos.
Marchan pidiendo reforma de ley

Para pedir reformas a la Ley de Protección de los Animales en Colombia, y hacerla verdaderamente drástica, muchas personas marcharon ayer en Bogotá.

“Colombia unida por los animales” fue el lema de esta manifestación promovida por organizaciones protectoras de los animales, que buscan que sea reformada la ley porque “es una legislación que permite el maltrato a los animales”.

Por estos días se discute un proyecto de ley en tal sentido, en el Congreso de la República.
http://www.eluniversal.com.co/cartagena/local/ataque-sexual-una-perra-23581

ELLOS NO PUEDEN GRITAR FINALIZA SU RODAJE

ELLOS NO PUEDEN GRITAR FINALIZA SU RODAJE

EL FIN DE SEMANA PASADO FINALIZÓ EL RODAJE DE “ELLOS NO PUEDEN GRITAR”, FILM DIRIGIDO POR EL BRASILERO ORANGE CAVALCANTE DA SILVA Y PRODUCIDO POR VINDICTA FILMS, LA PRODUCTORA DE CINE DE HORROR FUNDADA EN LA CIUDAD DE LA PLATA.



El rodaje de la película se extendió en un lapso de casi tres meses, siendo el Amazonas (Brasil) el lugar elegido donde la historia se desarrolló.

Ahora por delante quedan varios meses de trabajo de post-producción, edición de sonido, retoque de imagen y demás, lo que dará por finalizada la película, próxima a estrenarse a mediados de septiembre/octubre en salas específicas y festivales tanto nacionales como internacionales.

En los días siguientes, se comenzará con la edición del primer trailer del film, lo que será un suceso muy importante para dar a conocer definitivamente parte del material.

El film está protagonizado por Ronildo C. Silva, Amanda Sousa, Auxiliadora Dantas, Rosilene Cavalcante, Alzira Anchieta, Brena Anchieta, Any Patricia, Marcos Azevedo; actores propios del Amazonas.

En la Dirección de Producción se encuentra el platense Guillermo Martínez que, además, siendo el Jefe de Prensa de la productora, estructuró el movimiento publicitario llevando adelante la estrategia mediática de la película tanto en Argentina como en Europa, inclusive en EE.UU y Canadá, dos de los países más interesados en la distribución de la película.

La trama argumental gira en torno a un joven biólogo que viaja junto a unos colegas a la selva amazónica en busca de hierbas medicinales para sus trabajos de investigación. A través de un guía regional, ingresan a la selva a bordo de un barco. Durante la trayectoria, el grupo de científicos encuentra a unos sujetos practicando zoofilia con un delfín de agua dulce, conocido como “boto cor de rosa”. Los científicos, aterrorizados con la situación, intentan impedir el acto, sin imaginarse que sus vidas penden de un hilo."

La historia está basada en hechos verídicos, una práctica propia del Amazonas basada en la captura y matanza de los delfines de agua dulce para la confección de drogas, amuletos, zoofilia y rituales religiosos.
http://www.scifiworld.es/noticias.php?title=Ellos%20no%20pueden%20gritar%20finaliza%20su%20rodaje%20&id_noticia=10097

Descubre las costumbres sexuales más insólitas alrededor del mundo

Descubre las costumbres sexuales más insólitas alrededor del mundo

La sexualidad y sus costumbres pueden ser mucho más variadas de lo que ya imaginamos. Aquí un compendio de las más bizarras, las más increíbles e insólitas.
Por Editor EA en Mayo 17, 2011

- En el Líbano la zoofilia está permitida, pero siempre que se trate de zoofilia heterosexual. Es decir, un hombre puede “divertirse” con cualquier animal siempre y cuando éste sea de género femenino. Si copula con un macho, el coito se castiga con la pena capital.

- En Nueva Guinea, Papúa los adolescentes del archipiélago Trobriand disponen de una casa de solteros en la que pasan la noche cambiando de pareja las veces que deseen.

- También en Guinea, algunos grupos sociales acostumbran que los jóvenes tengan relaciones homosexuales hasta el matrimonio, y a partir de ese momento relaciones heterosexuales.

- Los alfur de las Célebes (Indonesia) se insertan guijarros bajo la piel del glande para aumentar el placer de su pareja.

- En Oriente Medio es perfectamente lícito mantener relaciones sexuales con corderos, pero es pecado mortal comer su carne.

- En Arizona, Rhode Island y Texas el sexo es sólo para las personas decentemente casadas. La cópula entre solteros es ilegal y se paga con penas de hasta tres años de cárcel. Si estás en un motel, un policía podría tirar la puerta para pedirte el documento matrimonial.

- En Yemen, Arabia, las mujeres se pintan de negro porque creen aumentar así la capacidad sexual masculina.

- En el continente africano, una mujer de Benín puede casarse con otra mujer pagando una dote que la convierte en “marido-mujer”. Esta será “padre” de los hijos que su esposa tenga con un amante asignado.

- Es tal la importancia de la hospitalidad en los pueblos árticos, que algunos esquimales aún agasajan al huésped ofreciéndole la mujer.

- Al contrario de lo que se piensa, las relaciones homosexuales en la Grecia clásica, no incluían, generalmente la penetración… solo se daba ocasionalmente, por ejemplo, si los susodichos pertenecían a clases sociales diferentes…Adivinen quien penetraba a quien.

- En la isla de Guam, en el océano Pacífico, las mujeres no pueden casarse si son vírgenes. Por eso hay hombres dedicados al respetado oficio de desvirgador que van de pueblo en pueblo, para ofrecer a las jóvenes casaderas su primera experiencia sexual. Como todo trabajo, estos señores cobran.

- Los Chewa africanos consideran que es necesaria la actividad sexual durante la niñez para ser fecundos en estado adulto.

- Entre los Dschagas de Africa Oriental está prohibido que un varón toque la piel de una niña hasta que no sea circuncidado

- Los Lepcha de la India fomentan las relaciones sexuales entre preadolescentes y adultos. Otro pueblo de la India (los Muria), tienen escuelas donde los chicos y chicas comparten todas las actividades, incluida la sexual.

- En Australia central, la tribu de los Aranda inicia los ritos matrimoniales sometiendo a la novia a una noche con los parientes del marido. Después del encuentro se la entregan al novio.

- Antiguamente entre los campesinos rusos se obliga a los recién casados a pasar la primera noche en los establos para que su ejemplo estimule la proliferación de los animales.

Fuente: Publimetro
EA
http://informe21.com/salud-bienestar/descubre-las-costumbres-sexuales-mas-insolitas-alrededor-del-mundo