J.E. / MADRID
Día 31/08/2013 - 10.02h
La imaginación, la compenetración con tu pareja y la ruptura de tabúes, algunos de los secretos para alcanzar el máximo placer
Decía Isabel Allende que escribir era como hacer el amor. «No te preocupes por el orgasmo, preocúpate del proceso». Pese a que en el viaje íntimo hacia el placer el destino es lo más importante, el camino hasta llegar a ello determinará el nivel de satisfacción que nos provoque. La culminación del acto sexual debe ser un momento extemadamente placentero al que no debe renunciar ninguna de las dos partes implicadas en el juego amatorio.
Sin embargo, para la mujer, alcanzar el clímax es una tarea mucho más laboriosa y requiere una mayor atención. Ellas, eso sí, juegan con una baza a favor muy importante: su cuerpo contiene un mapa infinito para descubrir rutas orgásmicas. ¿Cómo explotar entonces todas esas posibilidades que nos brinda la naturaleza humana?
Según un estudio en 2011 de la Universidad de Central Lancashire, en Gran Bretaña, más de un cuarto de las mujeres gimen habitualmente durante el sexo, pero no por placer, sino para manipular a su pareja y hacerle creer que ha alcanzado la cúspide sexual. Recientes estudios elevan la cifra de mujeres que no llegan al orgasmo al 61%, un dato «sorprendente» para Isabel María Navarro, sexóloga y psicóloga. «La forma de sentir la sexualidad viene marcada por condicionantes culturales y también por las experiencias personales. Cada mujer tiene su propia historia y hemos vivido el placer de una manera distinta. Si por ejemplo tienes desconfianza hacia la relación en la que te encuentras porque las anteriores no han sido satisfactorias, creas una coraza que te impide disfrutar plenamente de una relación sexual. Al estar cohibida o pudorosa, la excitación también puede ser menor. Quizá haya placer, pero no orgasmo»
¿De qué manera podemos entonces romper esas barreras y facilitar el camino hacia el placer? La imaginación, la compenetración con tu pareja y la ruptura de tabúes son las claves para alcanzarlo.
1. PRELIMINARES. Los juegos sexuales previos a la penetración son una parte fundamental para la mujer. Ellas necesitan preservar una relación estrecha con el hombre y sentirse deseadas y queridas. Es óptimo crear un ambiente cálido y acogedor a nuestro alrededor. Hay que besar, tocar, chupar... jugar con el otro. Si eso no existe y se va a la penetración muy rápido, la excitación difícilmente llega al orgasmo.
2. RETRASAR EL PLACER. Los preliminares permiten alargar la relación sexual, pero siempre el ritmo ha de ser constante. No se puede caer en el aburrimiento ni tampoco en lo rutinario, ya que podemos apagar la llama. Cada relación sexual debe servir para afianzar la confianza y también explorar nuevas sensaciones. Y algo muy importante: mientras más alarguemos la excitación sexual, mayor será la explosión de placer.
3. DIÁLOGO ENTRE LA PAREJA. Siempre es importante conocer cuál es la llave para el placer de tu pareja, y eso en muchos casos sólo se consigue hablando con ella. Hay que conectar con su deseo, saber qué quiere de nosotros. Y también es importante saber qué queremos nosotros, cuál es nuestro anhelo, y buscarlo en la otra persona. En ocasiones, olvidamos nuestro deseo para centrarnos exclusivamente en agradar al otro.
4. CONÓCETE TÚ MISMA. Una premisa básica es conocer tu cuerpo, explorarlo y experimentar con él. Si uno mismo no sabe lo que le gusta, entonces no podrá disfrutar a plenitud de las relaciones sexuales con su pareja. Un paso decisivo para ello es la masturbación, puesto que es una oportunidad inmejorable para conocerte a fondo.
5. DEJAR LOS PROBLEMAS FUERA DE LA HABITACIÓN. A veces la rutina y la vorágine del trabajo erosionan nuestro sentimiento de deseo. El tema del placer lo dejamos siempre para última hora, y eso nunca debe permitirse.
6. BUSCARSE Y QUERERSE. En parejas que llevan mucho tiempo, es importante la mirada, el roce, decir algo agradable. Es necesario sentir que siempre hay un contacto donde la otra persona sabe que estás ahí y que le gustas. Y eso te lleva a tener relaciones sexuales. Si eso no existe, es más complicado llegar a esa situación. Y cuanto más lo vas dejando, más cuesta después retomarlo.
7. ABRIRSE A NUEVAS EXPERIENCIAS. Muchas veces somos nosotros los que ponemos las barreras. ¿Para qué voy a utilizar un consolador? ¿Por qué he de practicar el sexo en esta postura? Sin embargo, es bueno abrirse a nuevas sensaciones. El chocolate, las fresas o los juegos eróticos pueden ayudarnos a alcanzar el orgasmo.
Los sexólogos, sin embargo, aseguran que no llegar a él tampoco puede provocarnos una decepción. «Es algo muy común por ejemplo en chicas jóvenes que están teniendo sus primeras relaciones. Tienen cualquier problema sexual y piensan que es por un problema suyo. Eso aumenta su inseguridad y, por tanto, más les cuesta alcanzar el orgasmo. Es como el pez que se muerde la cola», asegura también Isabel María.
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