domingo, 15 de setembro de 2013

soy, Preferiría no hacerlo

VIERNES, 6 DE SEPTIEMBRE DE 2013

Hacer deporte, comer sano y una vida sexual activa aparecen como ingredientes básicos en la receta contemporánea del bienestar y el éxito. Amor y buen sexo, matrimonio y consumado, vienen juntos o no vienen. Pasar el parte de con cuántxs “lo hiciste”, cuántas veces, o sufrir por lo que te está faltando es un trámite común a heterosexuales y al resto del mundo. Personas que no sienten atracción sexual siempre existieron, sólo que ahora deciden correrse del consultorio médico o psiquiátrico, y además conectarse. La asexualidad como factor aglutinante de una comunidad que exige su lugar en la sigla tiene una historia bastante breve. ¿Será un respiro disidente a la omnipresencia de lo sexual? o, al revés, ¿compulsión a seguir hablando de eso, aun cuando no pasa nada?

 Por Magdalena De Santo
Personas que no se tocan ni con un palo, parejas que duermen separadas, jóvenes que se aburren de las charlas sobre levantes, vírgenes que no les importa, gente que elige vivir su cuerpo como no disponible a la práctica sexual. Se aman, pueden soñar con hijxs, pueden ser seductorxs, eternamente enamoradxs, incluso onanistas, voyeuristas y fetichistas, todo eso, sí, pero sin ganas de intimar sexualmente con alguien. Así habitan en la omisión que les propicia el prefijo privativo “A” para retirarse del imperativo sexual. Se identifican como asexuales.
Facundo recuerda con pesar su salida del armario: “En la universidad cometí el error de decir que era virgen. Desde entonces llevé el estigma para ser el chiste fácil”. Quique, para no ser tildado de loser, tuvo relaciones sexuales sólo para cumplir con sus compromisos maritales. Pero no quería; básicamente tenía fiaca: “La sociedad entera va camino a la asexualidad”. Impulso evolucionista y raro. Quique amplía su reclamo cuando señala que “la medición de cualidad y calidad de las relaciones las proporciona el sexo y no debiera ser así”. De hecho es muy difícil distinguir pareja de amistad cuando no es el sexo el que impone los límites. Los varones parecen acordar que su rol de machos sexuales es una presión social demasiado pesada. Aunque también encontramos al asexual con discurso alfa. Sergio es “el más respetuoso con las mujeres porque no las trata para tener sexo”.
Entre las mujeres, el espectro va desde casos trágicos de solteras crónicas –las mal llamadas solteronas– hasta las más poliamorosas y alegres. Marta en su momento pensó que su inapetencia provenía de un posible lesbianismo mal encaminado, pero finalmente descubrió que quiere ser madre y tener pareja estable con un tipo, aunque le repele la idea de tener intimidad. Para explicar su experiencia recurre a la metáfora culinaria “podés no comer torta de chocolate porque estás a dieta o simplemente porque no te gusta”. Los discursos más festivos se acercan a la parafilia (experiencias de placer que no se centran en la cópula). Marina, una joven colombiana, mantiene varias relaciones sensuales simultáneamente y se hiperexcita mirando, escuchando, pero sin tocar. De personas trans e intersex asexuales, ni noticias.

Experiencia ameba

Aparentemente, la asexualidad como movimiento identitario surge con una tribu urbana japonesa, vinculada con chicos nipones herbívoros que formaron una subcultura hace menos de una década. Ellos declaraban su aversión por el trabajo y el sexo. En 2001, David Jay –un hombre fornido, estadounidense y nacido en los ’80– fundó AVEN (Asexual Visibility and Education Network), vendiendo remeras con slogans como “Asexualidad: ya no es más sólo para amebas”. Y en los últimos años, celebridades como Janeane Garofalo, Morrissey y Deerhunter se declararon públicamente asexuales. La asexualidad tiene ya los años suficientes como para haber creado sus propios estereotipos (como el protagonista de Doctor Who, por ejemplo).
La comunidad virtual AVEN es el sitio web oficial que los recoge (mejor dicho, acoge). Allí hay foros, salas de debate, videos, artículos, encuestas, iconografía –la bandera de franjas negra, gris, blanca y violeta– y una cantidad de consignas bien variadas. La página en su versión hispana (AVENes), revela que la mayoría de asexuales son mujeres inscriptas al nacer, con estudios universitarios, sin religión y que se consideran hétero sin sexo. ¿Serán una versión 2.0 de las feministas de los ’80 antisexo? Johanna Villamil, responsable de la plataforma virtual de habla hispana, sostiene que en la web conviven tres objetivos: “El primero es tener un lugar de encuentro para nosotros, donde podamos conocer a más personas y crecer como comunidad. El segundo es tener un espacio de educación para nosotros, los que nos rodean y para quienes estén interesados. Y la tercera es la visibilidad de nuestra comunidad hacia la sociedad”.
En las redes sociales también están presentes. En la comunidad “Soy asexual y qué” encontramos distintas estrategias discursivas; desde las más esencialistas: “No sufrí de abusos sexuales cuando chic@, tampoco ando decepcionad@ de las relaciones, nací así, soy así”. O las que se encuentran en casi todo activismo: “La asexualidad es la orientación sexual que más discriminación recibe, principalmente porque no es ni siquiera aceptada como algo real”. Acá, la típica lucha interna por quién sufre más también está presente. La ecuación del marginal se aminora con otras consignas más pedagógicas: “Ser asexual es la falta de interés, tu cuerpo funciona de la misma manera que el cuerpo de cualquier sexual, puede recibir placer con igual facilidad, pero lo que te hace asexual es que sencillamente no te interesa hacerlo”. O sea, parecen reconocer que los cuerpos son sexuados.
En todas las consignas subyace una crítica al paradigma psi que tan hondo caló en nuestra cultura. Es que la asexualidad dispara sobre el corazón mismo de la psicología, la psiquiatría, la sexología y las infinitas narrativas que prescriben el contenido de una vida sexual normal. No se trata de represión, dicen lxs asexuales, ni de fobia, ni de ninguna de las formas que toma el discurso patologizante. Tampoco un tipo de enfermedad mental o trastorno de deseo sexual hipoactivo (uno de los trastornos de enfermedad mental vinculado con la inapetencia sexual eventual que se les achaca). No son antisexo, dicen, no tienen revulsión, rechazo ni asco, menos que menos están guiados por una causa religiosa: no son célibes, aunque parezcan angelitos.
La teórica Eve Kosofsky Sedwick, en su célebre introducción de Epistemología del armario, reconoce la poca imaginación clasificatoria para entender la sexualidad. Así, de un tiempo a esta parte, la necesidad de utilizar etiquetas distintivas es una política propia del activismo multicolor, justamente para no quedarnos atrapadxs en un vacío de reconocimiento mutuo y dejar de dar por supuesto lo que la heterosexualidad enseña: la proliferación de categorías parece ser un hábito propio de nuestra era que, por su parte, el sistema capitalista bien sabe absorber.
En estos esfuerzos taxonómicos no sólo emergen asexuales sino una subdivisión interna entre dos grandes grupos: asexuales románticxs y arrománticxs. Entre lxs románticxs, existen asexuales bi-románticxs, homo–románticx y hétero-románticx, incluso también están con preferencias monógamas o poliamorosas. Llama profundamente la atención que utilicen el término “romántico” para aludir a la elección de su objeto de ternura. Los arrománticxs directamente no sienten ningún tipo de atracción sensual por nadie. Todo el abanico de preferencias se incluye en la A, pero nunca en la cama.

Dame la A, ¿te doy la A?

Las incesantes dudas emergen: si la atracción sexual no es necesariamente genital, ¿cómo es que hablan de inclinación romántica? ¿Acaso el deseo sensual y la excitación con algunas personas no sería también un tipo de inclinación sexual? Quizá la disputa radica en que “sexo” se dice de muchas maneras. Parece que la asexualidad es ante todo agenitalidad. Partidarios de maneras alternativas de hacer el amor –nunca mejor dicho–, lxs asexuales románticxs eligen variaciones y nuevos repertorios para las conductas eróticas que excluyen el uso de sus genitales.
Por otro lado, gran parte de las críticas hacia asexuales se comparten con las esgrimidas al colectivo lgtb. Hagamos la prueba y reemplacemos la asexualidad por otra identidad disidente. Por ejemplo, “si todos fueran asexuales, se acabaría la especie humana”. ¿No te suena? La máxima universal como criterio moral no hace otra cosa que tachar nuestra singularidad (mientras los kantianos se retuercen). También se oyen voces que pretenden desestabilizar la utilización de la categoría con comentarios autoevidentes tales como: “No sabés lo que te va a ocurrir en cinco años, no podés definirte ahora”. ¿Nunca te la dijeron? O la persuasiva: “No diste con la persona indicada. Si probaras conmigo, se te pasaría”, que no convencen ni al loro.
La genealogía de personas asexuales también coincide bastante con varios de los hitos gay. Morrissey, el cantante de The Smiths, es conocido por sus odas a los fracasos del amor. “Pretty Girls Make Graves” o “Will Never Marry” parecen dar cuenta tanto de su homoerotismo como de su dificultad para intimar. Ambas canciones bien podrían ser himnos asexuales. Otra de las figuras que los asexuales se apropian es, ni más ni menos, Andy Warhol. Si bien los biógrafos del rey del pop lo desmienten, el libro de Warhol Mi filosofía de la A a B y de B a A parece ser motivo de identificación asexual, ante todo, por cómo se vincula afectivamente sin contacto carnal hasta el paroxismo. La obsesión del artista por la belleza humana, la reconfiguración de modelos para amar, su voyerismo, son también estandartes del movimiento A. Ellxs, asexuales, reclaman su pertenencia en el colectivo de diversidad sexual, y no sólo como parte del largo etcétera que acompaña la sigla lgtb.

Además de abusadores los frotadores delatan un trastorno


Mary S. sintió que había suficiente espacio en el vagón y, sin embargo, el hombre, con traje negro y una expresión de seriedad en el rostro, seguía recostándosele, al punto que, cuando a la joven le tocó bajarse en la estación Sabana Grande, se armó de valor y le espetó a todo pulmón: “¡Y cuando llegues a la oficina, te masturbas, abusador!”. No alcanzó a oír lo que respondió el hombre porque las puertas del vagón se cerraron, como tampoco supo si el sujeto fue objeto de la típica burla colectiva que ocurre en el Metro tras estos incidentes. “Pero de una cosa sí estoy segura: detrás de esa cara de seriedad, había un hombre enfermo”.
Mary S. lo dice bien, si se presta atención a la definición que ofrece el psiquiatra Abraham Lugo acerca de quienes padecen el trastorno de froterismo (del francés, frotteurisme), parafilia que se caracteriza por expresar sus impulsos y fantasías a través del roce con alguien en sitos públicos. “Muy sencillo, frota su pene contra los muslos o nalgas de la mujer y hasta llega a acariciarle pechos y genitales, aprovechándose de la aglomeración en el transporte, conciertos, marchas y ascensores”, indica el médico al referir que los “inocentes actos” figuran en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (el famoso DSM-IV), en el que se clasifican trastornos mentales y se dan descripciones claras de las categorías diagnosticadas. Para Lugo, aunque en apariencia inofensiva, “el frotador fantasea una relación sexual con la víctima durante ese breve acto”.
Caricias prohibidas. Con respecto a esta práctica, los sexólogos coinciden en que nada nuevo hay bajo el sol. Ya en 1886, el alemán Richard von Krafft-Ebing, pionero de la sexología y la medicina forense, habló de casos que definió como “frotismo” en su libroPsychopathia. El psiquiatra citó el caso de Z, un funcionario rico y viudo con una debilidad. “Durante años había sentido el impulso de adentrarse entre la muchedumbre en iglesias y teatros, sentía el deseo de arrimarse a las mujeres por detrás y de manipular el bulto posterior de sus vestidos, lo que le producía orgasmo. Aunque sabía que dicho acto no estaba bien, Z no era capaz de aguantarse; sólo lo excitaban las mujeres de ese modo y se veía obligado a buscar oportunidades para frotarse contra ellas”, apunta.
“Los frotadores –aquí se les conoce más como ‘sobones’– son casi todos hombres y actúan en aglomeraciones escogiendo a la víctima que les resulta indefensa y atractiva; se acercan a ella y tocan, rozan o aprietan sus genitales contra el cuerpo. En los casos más atrevidos tocan pechos y nalgas con sus manos”, señala Lugo, y agrega que el placer que representa ese acto es completado luego en la intimidad a través de la masturbación, apelando a la fantasía o el recuerdo de los tocamientos del día.

Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana en las instalaciones del Metro de Caracas | Cortesía Metro de Caracas

Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana en las instalaciones del Metro de Caracas | Cortesía Metro de Caracas
Más que una reprimenda, los hombres que incurren en la práctica del roce físico con mujeres, en sitios de aglomeraciones, requieren de una consulta sexológica antes de que lleguen a otro delito
“Aunque muchos de ellos no lo consideran un abuso, este tipo de ofensas son tenidas como agresiones leves, y podrían resultar un hecho traumático y altamente ofensivo para la víctima, particularmente cuando se trata de menores de edad o mujeres con determinada definición de la sexualidad”, concluye.
¿Cómo enfrentarlos?
Abraham Lugo, psiquiatra, no cree que haya un manual para sortear este tipo de agresiones cuyo punto culminante son las violaciones. No obstante, apela a su condición de profesional porque ha debido atender casos de víctimas y de victimarios, por lo que recomienda respuestas que, asume, podrían al menos cortar que tales actos se prolonguen.
-Los frotadores suelen ser agresivos, por lo que aconseja evitar el contacto físico con esa persona, cambiándose de lugar, al sentir tales actos.
-Solo en caso de persistencia, enfrentarlos a viva voz y pedir ayuda a otras personas que estén a su alrededor.
-Los victimarios suelen huir si se sienten descubiertos, pero este tipo de acciones deben ser registradas por las autoridades, ya que la víctima ignora si el acto es casual o es el principio de una serie de agresiones sexuales.
-Hay mujeres que guardan en su cartera gas pimienta, pero esta “arma” de defensa suele ocasionar problemas si no se está segura. Por lo general, algunas chicas emplean desodorantes en spray que no son nocivos si se vierten a los ojos. Pero Lugo considera que debería usarse como “último recurso” y en el momento justo en que va a descender del transporte o salir del lugar donde ocurre el hecho.

Nigeria: Battling a Barbaric Culture

10 SEPTEMBER 2013


The continued practice of Female Genital Mutilation (FGM) around the country based on a belief system is impacting gravely on the future of women, writes Abiodun Eremosele
The pains she suffered made her weak. At age 14, Victoria Ibechukwu from a community in eastern Nigeria went through a humiliating experience of Female Genital Mutilation (FGM). As she sat with this reporter to recount her ordeal, she wished it had not happened to her. "I was forced against my wish," she said. "But female circumcision or genital mutilation is not leaving us so soon. It is so deep that no knife can cut it. I went through it, and it was so painful and damaging. I want it stopped, I want it stopped and I want it stopped. No new generation lives in its past. We don't need a barbaric culture anymore."
In a population of over 150 million people with women accounting for about 52 per cent, Nigeria accounts for about one-quarter of the estimated 115-130 million circumcised women in the world.
Female Genital Mutilation (FGM) according to the World Health Organization (WHO) is a procedure which involves partial or total removal of the external female genitalia and/or injury to the female genital organs, whether for cultural or any other non-therapeutic reasons. In Nigeria, subjection of girls and women to such obscure traditional practice is a common occurrence.
FGM is an unhealthy traditional practice inflicted on girls and women worldwide. It is widely recognised as a violation of human rights, which is deeply rooted in cultural beliefs and perceptions over decades across generations with no easy task for change. Though FGM is practiced in more than 28 countries in Africa and a few scattered communities worldwide, its burden is seen in Nigeria, Egypt, Mali, Eritrea, Sudan, Central African Republic, and northern part of Ghana where it has been an old traditional and cultural practice of various ethnic groups.
The United Nations Children's Fund (UNICEF) most recent report, though found the practice on the decline but still projected that it will affect 30 million girls over the next decade.
So FGM reflects deep-rooted inequality between the sexes and constitutes an extreme form of discrimination against women. It involves violation of rights of the children and violation of a person's right to health, security, and physical integrity, the right to be free from torture and cruel, inhuman, or degrading treatment, and the right to life when the procedure results in death. Furthermore, girls usually undergo the practice without their informed consent, depriving them of the opportunity to make independent decision about their bodies.
According to a report by the Nigerian Medical Association, (NMA), FGM has the highest prevalence in the Southsouth ( 77 per cent among adult women), followed by the Southeast (68 per cent) and Southwest (65 per cent), but practiced on a smaller scale in the north, paradoxically tending to be in a more extreme form. The NMA report revealed that national prevalence rate of FGM is 41 per cent among adult women. The Prevalence rates progressively declined in the young age groups and 37 per cent of circumcised women do not want FGM to continue.
So far, some of the reasons given to justify FGM include: protecting tradition, preservation of chastity and purification, family honour, hygiene, aesthetic, protection of virginity and prevention of promiscuity, modification of sexual attitudes (countering failure of a woman to attain orgasm), increasing sexual pleasure of husband, enhancing fertility and increasing matrimonial opportunities. Other reasons are to prevent mother and child from dying during childbirth and for legal reasons (that one cannot inherit property if not circumcised).
In some parts of Nigeria, the cut edges of the external genitalia are smeared with secretions from a snail footpad with the belief that the snail being a slow animal would influence the circumcised girl to "go slowly" with sexual activities in future. However, FGM is often routinely performed as an integral part of social conformity and in line with community identity. Despite effort by government to curb the practice, it is important to note that the situation remains very much the same.
A man, Daniel Ewheredo told THISDAY of his recent encounter. He said: "I travelled to my village in Igueben Local Government Area, Edo State for my uncle's burial with my wife and our four daughters. A day after the burial, I was summoned to a family meeting where the issue centered on the circumcision of our four daughters who were given birth to in Lagos. I refused to agree to their terms and that led to a threat of kidnap and forceful circumcision of my children. But I escaped from the village with my family through the help of a close relative. When I returned to Lagos I had to employ a guard for my children even at school."
Ewheredo said he took the risk to escape to save his children from what their mother suffered when she was forced to be circumcised on the eve of their wedding eight years ago. According to him, his wife hails from Agenegbode in Estako West Local Government in Edo State. He claimed that it is the tradition of his wife's village that a woman must be circumcised on the eve of her marriage. He told THISDAY that when he resisted the circumcision of his wife before their marriage, he was simply told that his wife will never have a child without the ritual.
Ewheredo who said the agony his wife went through had left her with permanent scare told THISDAY that the complications she suffered as a result of the mutilation cost him a fortune and nearly took the life of her wife. Indeed, Ewheredo is not the only person that has had this experience. A certain Mrs Patience, who hails from a village in Esan West Local Government Area in Edo State, has fled her matrimonial home with her daughters, because of the pressure on her to allow her daughters to be circumcised. She told THISDAY that trouble started when her husband's brother visited them in Lagos. He had suggested to her husband to take their children to the village for purification, a term for FGM. Her husband accepted the proposal and a date was fixed. And to save her daughters, she fled home with them. As it is with rape, many cases of this nature are not reported in Nigeria. Like Ewheredo's wife, many girls and women worldwide are currently living with the consequences of FGM.
In Africa, about 3 million girls are at risk of FGM annually. Experts argued that the procedure has no health benefits for girls and women. To be sure, adverse consequences of FGM include pain and haemorrhage, infection, acute urinary retention following such trauma, damage to the urethra or anus as victims often struggle during the procedure making the extent of the operation dictated in many cases by chance, chronic pelvic infection, acquired gynatresia resulting in hematocolpos, vulval adhesions, dysmenorrhea, retention cysts, and sexual difficulties with anorgasmia. Other complications are implantation dermoid cysts and keloids, and sexual dysfunction.
Obstetric complications include perineal lacerations and inevitable need for episiotomy in infibulated paturients. Others are defibulation with bleeding, injury to urethra and bladder, injury to rectum, and purperial sepsis. Prolonged labour, delayed 2nd stage and obstructed labour leading to fistulae formation, and increased perinatal morbidity and mortality have been associated with FGM.
Accordingly, the mental and psychological agony of FGM is deemed the most serious complication because the problem does not manifest outwardly for help to be offered. The young girl is in constant fear of the procedure and after the ritual she dreads having sex because of anticipated pain and dreads childbirth because of complications caused by FGM. Such girls may not complain but end up becoming frigid and withdrawn resulting in marital disharmony. Consequently, a multidisciplinary approach is needed to tackle this deep-rooted legendary practice of FGM.
Experts agreed that there is a need for legislation in Nigeria with health education to ensure liberation of women who still subscribe to the culture of FGM. "A coordinated campaign for social change in the communities where FGM is practised is essential. The battle to eliminate FGM is a long one, but it is a battle we must win," said Kingsley Odogwu, an expert on FGM.
"With improvement in education and social status of women and increased awareness on complications from FGM, most women who underwent FGM will come out to disapprove of the practice and no one would be willing to subject their daughters to such harmful procedures in the future. The more educated, more informed, and more active socially and economically a woman is, the more she is able to appreciate and understand the hazards of harmful practices like FGM and sees it as unnecessary procedure with a refusal to accept such harmful practice," he added.
In 1994, Nigeria joined other member state at the 47th World Health Assembly where they agreed to eliminate FGM. In that direction, the steps taken so far include establishment of a multisectoral technical working group on harmful traditional practices (HTPs), conduct of various studies and national surveys on HTPs, launching of a regional plan of action, and formulation of a national policy and plan of action, which was approved by the Federal Executive Council for the elimination of FGM in Nigeria not too long ago. But more is required, if government is keen on saving lives.

Opinions: Ask the Sexpert Aug. 29

Posted: Thursday, August 29, 2013 10:00 am | Updated: 5:02 pm, Thu Aug 29, 2013.
Is it normal for a girl to not have an orgasm during intercourse?
Setting aside an academic discussion on the definitions of normality, which is an entire lecture series all to itself, I will say, that normal or not, it is certainly fairly common.
In fact, anorgasmia is among the top presenting problems to sex therapists and counselors from female patients. Clearly, the statistics show a trend.
Keep in mind that many of these numerous cases of anorgasmia are classified as situational, meaning that the subject is not reporting primary anorgasmia (inability to achieve orgasm ever), but rather, an inability to achieve orgasm in certain situations.
Examples of the situational category include a subject who experiences orgasm while masturbating, but not with her partner, or an individual who has orgasms from oral contact, but not during penetration.
Most of the current therapeutic treatment options for someone experiencing either type of anorgasmia take the approach that the subject might not be relaxed enough during sex, might have a high amount of realized or sublimated erotiphobia (aversion or negative feelings about sex or one’s own sexuality), or simply is not experiencing comfort or good productive communication with her partner.
There are some actual physical conditions that can result in anorgasmia, including pelvic injury, hormone difficulties and neurological disorders, but the vast majority of cases are dealt with easily by using the aforementioned cognitive/behavioral techniques, directed masturbation exercises and communication training.
Do aphrodisiacs really work?
As with many questions I get, a lot of the answer depends on how one defines these terms. The term aphrodisiac (derived from Aphrodite, the ancient Greek goddess of love) is generally understood to mean some substance – often a food or drug – that when ingested or utilized, results in an increase in sexual desire.
Often, the word is further used to imply the increasing of someone’s sexual desire against their will, or somehow making someone who does not want sex, suddenly desire sex through the use of the substance.
In other words, aphrodisiacs have often, throughout human history, been thought of and sought out as “love potions.”
In its more general and non-mythical definition, the term aphrodisiac simply refers to anything at all that might increase sexual desire.
In regards to the first form of the definition, there are various historical examples of substances with alleged aphrodisiac effects. They include Rhinoceros horn (from whence we get the slang term “horny”), deer penis, oysters and the bark of the Johimbe tree, found in West Africa.
While the history of the use of such substances is long and colorful, it is important to note that the stories and legends are (so far as modern science can tell) entirely mythical, with the possible exception of Yohimbine, the extract derived from the Johimbe bark.
Yohimbine has been shown to increase pelvic blood circulation – much the same as modern erectile dysfunction treatment products, such as Viagra, Levitra and Cialis. However, strictly speaking, the physiological action of these pharmaceuticals, and of the herbal Yohimbine preparations do not have any action on desire; they simply make sex possible for men by stimulating quicker, stronger and longer lasting erections.
This is not the same thing as desire, which is an internal emotional state.
No modern studies have ever found any substance that reliably increases sexual desire in a majority of the population. No scientific study has ever found any substance that reliably fuels sexual desire when it was not there in the first place.
However, in regards to the second, more universal definition of aphrodisiac as anything that can increase sexual desire, there are several.
Erotica, for one, has, as its very purpose, an increase in arousal. We have hundreds and thousands of years of erotic literature that can be very effective as aphrodisiacs; “Fifty Shades of Grey” seems to be a popular choice lately. Although sexology types have problems with the content, it does seem to make a lot of readers yearn for some sexy time.
Male choices in erotica often tend to lean towards the visual, and many males report viewing images of sex as highly arousing. However, the most obvious non-substance aphrodisiac in history, of course, is being in love.
Depending on who you are and how you care to define things, you might call this “being in lust,” or “smitten,” or “having the hots for” or a myriad of other possibilities, but most of us know what it feels like. That feeling like you’ve been punched in the chest and then the immediate tachycardia, the surge of a happy hormone cocktail coursing through your bloodstream, the difficulty concentrating on anything else other than the object of your desire.
Countless songs, poems, plays, stories and art of every description have been written about this throughout the entire course of human history – this common human response is the best aphrodisiac ever discovered.
Chico Jensen is the Sexual Health Education Coordinator for the Purdue Student Wellness Office, an American Red Cross HIV/AIDS Education instructor, and a certified Sexual Assault Victim’s Advocate and Coordinator for SAPCAP, the Sexual Assault Prevention Coalition at Purdue.

¿Qué es la anorgasmia femenina?

Menos de un tercio de las mujeres tienen orgasmos consistentemente en la actividad sexual.


28 de agosto de 2013
12:00 a.m.
doctora Rosimar Torres-León
La doctora Rosimar Torres-León, ginecóloga y especialista en Medicina Restaurativa y “Anti-Aging”, con práctica privada en La Torre Médica de Plaza Las Américas, ofrecerá consejos de salud femenina todos los miércoles.
Por Rosimar Torres-León, MD
El orgasmo es una sensación de un placer físico intenso que es acompañado de contracciones involuntarias y rítmicas en los músculos del piso pélvico. Algunas mujeres sienten contracciones o sensaciones en el útero durante el orgasmo, mientras que otras no,  la descripción y la percepción puede ser muy diferente.
Los orgasmos pueden variar en intensidad y frecuencia, y en la cantidad de estimulación que cada mujer necesita para llegar a uno. Menos de un tercio de las mujeres tienen orgasmos consistentemente en la actividad sexual. 
Anorgasmia es el término médico para la dificultad de llegar a un orgasmo luego de estimulación sexual, lo cual causa un problema o “distress” a la persona. Es muy común en la población femenina y afecta a más mujeres de las que se reportan usualmente en la literatura.    
Existen  varios tipos de anorgasmia: anorgasmia primaria, que es en la que la mujer nunca ha experimentado un orgasmo. La anorgasmia secundaria, que  es aquella en la que la mujer ha experimentado orgasmos, pero en este momento tiene problemas para llegar a un “clímax”. Anorgasmia situacional es aquella en la que la mujer tiene la capacidad de llegar a un orgasmo solo en ciertas circunstancias, durante sexo oral o la masturbación. Esto es muy común en las mujeres. La mayoría de las mujeres experimentan orgasmos solo con la estimulación del área del clítoris. Y, por último, la anorgasmia general, que es aquella en la que la mujer no tiene la capacidad de tener un orgasmo en ninguna situación o con ninguna pareja sexual. 
El orgasmo es una reacción compleja de muchos factores: sicológicos, emocionales y físicos. Entre los factores sicológicos se pueden encontrar: problemas de ansiedad, depresión, ansiedad en el momento del acto sexual, presiones financieras, miedo de embarazos no deseados o de contraer enfermedades sexualmente transmisibles y creencias culturales y religiosas. También, el tipo de conexión con la pareja, los conflictos, las peleas, la infidelidad o la pobre comunicación de las necesidades y las preferencias sexuales son algunos de los factores más comunes. Las causas físicas pueden comprender: enfermedades, problemas ginecológicos, uso de alcohol, drogas y medicamentos, y el proceso de envejecimiento, que, en la mayoría de las veces, tiene que ver con cambios anatómicos, hormonales, neurológicos y circulatorios.   
Si la falta de orgasmos o la intensidad de los orgasmos es un síntoma que te molesta, debes consultarle a tu ginecóloga (o) sobre tu preocupación. Los aspectos en que se concentrará tu médico es en un historial completo y en un examen físico, entre otros.

Entre las modalidades de tratamiento que se pueden considerar como tratamiento de la anorgasmia están:
- Conocer mejor tu cuerpo.
- Entender en qué lugar es que te da más satisfacción sexual y comunicárselo a su pareja. 
- Aumentar la estimulación sexual, con diferentes posiciones sexuales o utilizando vibradores durante el acto sexual. 
- Buscar ayuda de un especialista en relaciones de pareja para resolver conflictos o tensiones. 
- Buscar ayuda de terapeutas sexuales en el momento en que todos los demás factores se han descartado.
Es de suma importancia reconocer que todas las mujeres no llegan a un orgasmo y que la mayoría puede tener placer y satisfacción sexual con una vida sexual saludable, lejos de temores y tabúes.

La autora es Board Certified, ginecóloga, cirujana y especialista en Medicina Restaurativa y “Anti-Aging”, con práctica privada en La Torre Médica de Plaza Las Américas, oficina 1210. Para información sobre Medicina Restaurativa, llama al 787-751-3326, extensión 3. Para ginecología, marca la extensión 1.

La peligrosa moda del oculolinctus

Es una extraña moda que se extiende por todo el mundo con una rapidez que asombra a los oftalmólogos.

Es una extraña moda que se extiende por todo el mundo con una rapidez que asombra a los oftalmólogos.
En japón los médicos aseguran que a sus consultas llegan cada vez un mayor porcentaje de jóvenes con fuertes infecciones oculares que normalmente no se presentan en los ojos, sino en otras partes del cuerpo, como pueden ser el ano o los órganos sexuales. Y han descubierto desde heridas en las córneas, e irritaciones en los ojos hasta infecciones de clamidia.
La práctica es conocida como oculolinctus y es una parafilia. En esta peligrosa práctica  se lame los ojos de la pareja con un marcado propósito sexual.
 
Algunas fuentes aseguran que la oculolinctus se realizaba con muy poca frecuencia  hace apenas unos años y era propio fundamentalmente de las mujeres, pero de un tiempo a esta fecha se ha convertido en una moda cada vez más popular entre muchos adolescentes en Japón, Europa y Estados Unidos.
 
En japón por ejemplo, en una clase de niños de 12 años, 1 de cada 3 estudiantes japoneses reconoció haber practicado el oculolinctus en alguna ocasión.
http://www.telemundo51.com/noticias/La-peligrosa-moda-del-oculolinctus-223316341.html

¿El tamaño de la vagina también importa?


  • Especiales
     / El lado bueno de la sexualidad Jueves, 12 de Septiembre de 2013 10:27 hrs, por Fuente


EL PAÍS / RITA ABUNDANCIA
Si las medidas son algo a tener en cuenta en los genitales masculinos, también los femeninos deben cubrir ciertos estándares para asegurar el sexo placentero.


Ser la estrella, el rey de la noche, tiene también sus inconvenientes, y cuando la calidad del sexo se relaciona con las medidas, el pene carga siempre con toda la responsabilidad, al ser considerado el instrumento proporcionador de placer por excelencia. Su homólogo femenino, la vagina, mucho más modesto, ha quedado siempre en la sombra, como un mero receptáculo o garaje donde aparcar el jaguar, y ya sabemos que a los garajes no se les exige demasiado. Sin embargo, las condiciones de esa parte de la anatomía de la mujer son bastante determinantes a la hora de tener unas relaciones sexuales satisfactorias, tanto para él como para ella.

En la India no desconocen este dato y el pasado año saltó a la luz la polémica en torno a un anuncio que publicitaba una crema milagrosa, 18 Again, que prometía rejuvenecer la vagina y volver a sentir como la primera vez. Al ritmo y estilo de Bollywood y con la banda sonora del tema de Madonna, Like a Virgin, una pareja expresaba su contento tras haber probado el producto, mientras una abuelita se las prometía muy felices mientras compraban, vía online, la crema que cambiaría su vida. Annie Raja, de la Federación Nacional de Mujeres de la India, declaró a la BBC que el anuncio reafirmaban la visión patriarcal de que la mujer debe llegar virgen al matrimonio; mientras los fabricantes del producto se defendían diciendo que su formula daría más poder a la mujer en el terreno sexual y además le ayudaría a evitar infecciones.

Si en torno al pene hay multitud de leyendas y falsos mitos, la vagina no se queda atrás, ya que el estar escondida, fuera del alcance de la vista, fomenta todavía más las fantasías animadas de ayer y hoy. Una de esas falsas ideas es que su tamaño varia tanto como el del pene y que las hay grandes y pequeñas. Sin embargo no es así, y sus medidas son bastante estándar. Los barómetros que todavía se utilizan hoy son los de los famosos estudios llevados a cabo en los años 60 por Masters y Johnson, que midieron 100 vaginas de mujeres que nunca habían estado embarazadas. El tamaño medio oscilaba entre 6 y 8 centímetros sin excitación, mientras que en las de las que habían sido estimuladas sexualmente, las medidas aumentaba de 10 a 11,5 centímetros, porque la vagina, como el pene, se crecen cuando la situación así lo requiere.

Los profesionales y entendidos en la materia gustan de describir este órgano sexual femenino como un espacio virtual que puede dilatarse y encogerse a voluntad para abrazar al pene, lo que explica que la longitud de éste último no sea –excepto en casos muy extremos– tan determinante como se cree para disfrutar del sexo, ya que la vagina tiene la “amabilidad” de adaptarse a las necesidades de sus huéspedes. La ginecóloga Paloma Andrés, con consulta en Madrid, señala como la creencia de los diversos tamaños es totalmente errónea. “Algunas mujeres vienen a la consulta porque experimentan dolor durante el coito y piensan que tal vez el problema es que deberían tenerla más grande. Lo más habitual es que se trate de una mala o insuficiente estimulación sexual o incluso problemas de vaginismo –los músculos de la vagina se cierran involuntariamente impidiendo o haciendo dolorosa la penetración-. Existe también la posibilidad de que haya un tabique, una membrana que impide la elasticidad, pero esto no es muy frecuente y obedece a malformaciones congénitas”.

Más que la longitud, lo importante en el órgano genital femenino es su firmeza y que los músculos estén suficientemente tonificados, ya que así la pared vaginal estimulará más al pene y, al mismo tiempo, la mujer sentirá más la penetración. Una vagina distendida es uno de los mayores enemigos del buen sexo, pero contrariamente a lo que se piensa, esta excesiva relajación no proviene de haber tenido el garaje al completo, con coches entrando y saliendo. De hecho, como comenta Paloma Andrés, “mantener relaciones sexuales satisfactorias es una de las mejores maneras de conservar a tono el área, –las contracciones del orgasmo son un entrenamiento excelente– junto con los ejercicios que trabajan el suelo pélvico, los que popularmente se conocen como de Kegel”.

La elasticidad es una de las grandes características del área que nos ocupa, si pensamos que este órgano puede albergar tanto un tampón como servir de pasillo por el que salga un bebé. “Es un tejido muy agradecido y que se recupera con bastante facilidad”, apunta esta ginecóloga, “sin embargo los partos difíciles o algunas episiotomías –cuando se abre el canal vaginal con una incisión para facilitar el parto– pueden dañarlo, por lo que hará falta la fisioterapia del suelo pélvico”.

Las mujeres europeas tienen la sana costumbre de cuidar su suelo pélvico y revisarlo de vez en cuando, especialmente tras dar a luz o cuando les llega la menopausia, pues la edad hace que la fuerza de gravedad sea cada día más evidente y palpable y que los tejidos, incluidos los del área genital, vayan adelgazando y perdiendo firmeza. Pero también hay otro tipo de clientas: las que nunca han experimentado orgasmos, quieren controlarlos mejor, o las que se inician en la vida sexual, ya que el placer se ejercita con la practica y la fisioterapia del suelo pélvico puede hacer que este proceso de descubrimiento del propio cuerpo y las sensaciones sea mucho más corto.

Según Antonio Meldaña, especialista en fisioterapia uroginecológica –el término preciso para denominar esta especialidad– y con consulta en el Servicio de Urología del hospital San Rafael, en Madrid, “la fisioterapia del suelo pélvico es la practica que ayuda a tonificar la pared vaginal y para ello hay toda una serie de técnicas que incluyen ejercicios para fortalecer los músculos, fisioterapia, electroestimulación, dilatadores vaginales… Muchas mujeres no son ni siquiera conscientes de esta parte de su cuerpo, otras la saben contraer –como cuando cortamos la salida de orina cuando estamos meando, lo que no es aconsejable porque puede producir infecciones urinarias– pero no pueden mantener la contracción mucho tiempo, lo que nos dice que los músculos no están muy tonificados”. Otra herramienta muy popular para trabajar esta parte de la anatomía femenina son las famosas bolas chinas, pero con matices, como explica Meldaña,“tienen sus indicaciones y no son para todo el mundo. Muchas mujeres se las ponen mal o a menudo simplemente no son el tratamiento adecuado y luego las destierran porque les resultan ineficaces. Siempre es mejor consultar antes a un experto”.

La mala conservación de estos músculos no siempre obedece a los partos o la edad. “Tenemos casos de mujeres relativamente jóvenes que no han tenido muchas relaciones sexuales y que llevan una vida sedentaria. Es otro grupo de riesgo que puede necesitar de este tipo de rehabilitación”, comenta Meldaña, que ha tenido clientas de 81 años, “siempre hay una cierta capacidad de recuperación, incluso cuando la paciente es bastante mayor, aunque no todos los casos se recuperan con fisioterapia, a veces es necesario recurrir a la cirugía”.

Javier del Pozo, ginecólogo y cirujano ginecológico y de suelo pélvico, del Centro Teknon, en Barcelona, es experto en vaginoplastia o cirugía de rejuvenecimiento vaginal, la última opción para las mujeres a las que la fisioterapia no les ha funcionado. “La operación consiste en abrir la vagina posterior y reducir los músculos elevadores y transversales del perineo y las fascias”, comenta del Pozo, “en una palabra rejuvenecerla. Nuestras clientas suelen ser mujeres de 45 a 50 años que han tenido varios partos tras los cuales su vagina ha quedado ampliada y sin tono, no han obtenido la respuesta deseada con la fisioterapia y además son mujeres con una buena respuesta orgásmica, personas que disfrutan del sexo y que no quieren renunciar a él. Antiguamente cuando la mujer llegaba a esta edad y se encontraba con este problema se resignaba a que su vida sexual estaba llegando ya al ocaso, ahora las mujeres no se conforman y buscan una solución. Es más, la mayoría aprovecha para hacerse, al mismo tiempo, una reconstrucción estética de su pubis, cortar los labios menores si sobresalen y dejarlo como el de una mujer 20 años más joven”.

Unos músculos pélvicos en condiciones favorecen también la lubricación genital, otro de los problemas a los que enfrentarse con el paso del tiempo. Por una vez, y sin que sirva de precedente, la naturaleza ha sido más benefactora con el género femenino y el proceso de envejecimiento, a nivel sexual, es más sostenible que en el hombre. Ellos tiene que mantener erguido su estandarte, nosotras tan solo debemos ejercitar nuestros músculos y mantener limpio el garaje. En el peor de los casos, solo necesitaremos un buen lubricante.