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sábado, 26 de janeiro de 2013

Sexología experimental: medir la excitación


Por: Mauricio Rubio

En los años cuarenta un científico checoslovaco, Knut Freund, fue contratado por el ejército para detectar a quienes se declaraban homosexuales como falsa excusa para no prestar el servicio militar.


Freund diseñó lo que se conocería luego como pletismógrafo de pene. Se trata de un artefacto para medir los flujos sanguíneos del órgano de un hombre expuesto a estímulos sexuales, registrando la intensidad de su excitación ante imágenes o sonidos evocadores.
A pesar de ser menos redundante, la versión femenina del aparato tardaría varias décadas. Un inventor americano pensó que con un sensor de presión sanguínea y otro de actividad muscular en un consolador conectado a un receptor también se podría medir la excitación corporal femenina. Nació entonces el pletismógrafo vaginal.
Quienes trabajan con estos aparatos llaman excitación objetiva a la que se registra allá abajo. La subjetiva es la que, paralelamente, va manifestando quien recibe los estímulos eróticos. Un poco como quien juega a frío, frío, tibio, caliente, tibio, caliente, muy caliente.
Radicado luego en Norteamérica, Freund terminó siendo una autoridad en homosexualidad y pedofilia. Una de sus alumnas, Meredith Chivers, es la más conocida dentro del grupo de sexólogas que con esta tecnología están revolcando la disciplina.
Un hallazgo importante de Chivers ha sido que para las mujeres la coordinación entre la excitación subjetiva y la objetiva es mucho menor que para los hombres. En los experimentos, las mentes femeninas van por un lado y, según los aparatos, los genitales van por otro. Los hombres son más escuetos. Los que dicen ser heterosexuales se excitan con parejas mixtas, lesbianas o mujeres desnudas, pero no los alteran las escenas de gays. Con los homosexuales ocurre al revés. En ambos casos, lo que registra el pletismógrafo coincide con lo que los sujetos manifiestan, desde frío hasta supercaliente. Con las mujeres, y en forma independiente de la orientación sexual declarada, el medidor se activa ante casi cualquier escena de pareja sin que eso siempre corresponda a lo que ellas dicen sentir. Sobre todo en las heterosexuales, un registro de excitación objetiva intensa allá abajo puede darse con una percepción de “no está pasando nada, frío, frío”.
Las investigaciones de la Chivers buscan responder una pregunta simple: ¿qué es lo que quieren las mujeres? Paradójicamente, esta vieja inquietud resurgió con el hallazgo del Viagra. La dificultad de encontrar un fármaco equivalente para mujeres ha hecho evidente la ignorancia que existe sobre los determinantes del deseo femenino.
Por lo pronto, dicen Chivers y sus colegas, resulta indispensable superar la noción de que la sexualidad de la mujer es como la del hombre pero más reprimida. Los experimentos muestran que las ganas masculinas son simples, predecibles, casi corporales. Por eso sus fallas se arreglan con un artificio mecánico, como quien infla una llanta. El deseo femenino es complejo y está más mediado por el cerebro y el ambiente. En lugar de un burdo interruptor que se prende ante los estímulos se trata de un sofisticado tablero de control que toca saber manejar.
*Mauricio Rubio
http://www.elespectador.com/opinion/columna-394897-sexologia-experimental-medir-excitacion

terça-feira, 8 de janeiro de 2013

Sexología experimental: medir la excitación


por: Mauricio Rubio

En los años cuarenta un científico checoslovaco, Knut Freund, fue contratado por el ejército para detectar a quienes se declaraban homosexuales como falsa excusa para no prestar el servicio militar.

Freund diseñó lo que se conocería luego como pletismógrafo de pene. Se trata de un artefacto para medir los flujos sanguíneos del órgano de un hombre expuesto a estímulos sexuales, registrando la intensidad de su excitación ante imágenes o sonidos evocadores.
A pesar de ser menos redundante, la versión femenina del aparato tardaría varias décadas. Un inventor americano pensó que con un sensor de presión sanguínea y otro de actividad muscular en un consolador conectado a un receptor también se podría medir la excitación corporal femenina. Nació entonces el pletismógrafo vaginal.
Quienes trabajan con estos aparatos llaman excitación objetiva a la que se registra allá abajo. La subjetiva es la que, paralelamente, va manifestando quien recibe los estímulos eróticos. Un poco como quien juega a frío, frío, tibio, caliente, tibio, caliente, muy caliente.
Radicado luego en Norteamérica, Freund terminó siendo una autoridad en homosexualidad y pedofilia. Una de sus alumnas, Meredith Chivers, es la más conocida dentro del grupo de sexólogas que con esta tecnología están revolcando la disciplina.
Un hallazgo importante de Chivers ha sido que para las mujeres la coordinación entre la excitación subjetiva y la objetiva es mucho menor que para los hombres. En los experimentos, las mentes femeninas van por un lado y, según los aparatos, los genitales van por otro. Los hombres son más escuetos. Los que dicen ser heterosexuales se excitan con parejas mixtas, lesbianas o mujeres desnudas, pero no los alteran las escenas de gays. Con los homosexuales ocurre al revés. En ambos casos, lo que registra el pletismógrafo coincide con lo que los sujetos manifiestan, desde frío hasta supercaliente. Con las mujeres, y en forma independiente de la orientación sexual declarada, el medidor se activa ante casi cualquier escena de pareja sin que eso siempre corresponda a lo que ellas dicen sentir. Sobre todo en las heterosexuales, un registro de excitación objetiva intensa allá abajo puede darse con una percepción de “no está pasando nada, frío, frío”.
Las investigaciones de la Chivers buscan responder una pregunta simple: ¿qué es lo que quieren las mujeres? Paradójicamente, esta vieja inquietud resurgió con el hallazgo del Viagra. La dificultad de encontrar un fármaco equivalente para mujeres ha hecho evidente la ignorancia que existe sobre los determinantes del deseo femenino.
Por lo pronto, dicen Chivers y sus colegas, resulta indispensable superar la noción de que la sexualidad de la mujer es como la del hombre pero más reprimida. Los experimentos muestran que las ganas masculinas son simples, predecibles, casi corporales. Por eso sus fallas se arreglan con un artificio mecánico, como quien infla una llanta. El deseo femenino es complejo y está más mediado por el cerebro y el ambiente. En lugar de un burdo interruptor que se prende ante los estímulos se trata de un sofisticado tablero de control que toca saber manejar.
*Mauricio Rubio

http://www.elespectador.com/opinion/columna-394897-sexologia-experimental-medir-excitacion

sábado, 3 de setembro de 2011

4 Consejos que te enseñarán Como Excitar A Una Mujer


Categoría: Belleza | 
sexy
Imagen: Ull_Viu
Como excitar a una mujer, es una pregunta muy común que nos preguntemos los Hombres, a veces nos da miedo ponernos físicos con las mujeres por miedo al rechazo o por miedo a que piensen que somos unos pervertidos.
Así que, te voy a enseñar aquí cómo puedes excitar a una mujer de forma efectiva, y te vas a ahorrar unos cuantos dolores de cabeza y el rechazo típico de las mujeres.
Además, no pienses que si una mujer te dice que no, no quiere decir que este no, sea definitivo, es sólo un mecanismo de defensa que utilizan las mujeres, para no ver mal o que las vean como fáciles y baratas.
El viejo tabú, que las mujeres deben ser puras y virtuosas, y eso ha hecho que la sexualidad de las mujeres haya reprimido mucho.
Así que vemos estas cuatro formas de saber cómo excitar a una mujer.
La excitación en un hombre pasa más rápido, pero saber cómo excitar a una mujer puede tomar horas, y eso es porque ellas tienen que dejar de lado todos los otros pensamientos que tienen al cabo antes de pensar en tener sexo contigo.
Usa este secreto sobre cómo excitar a una mujer para tu beneficio, más temprano cuando estés con ella, introduce la idea de tener sexo después de haber salido con ella. Simplemente susúrrale al oído que ella se ve realmente sexy o menciona que sea lo que sea que estés tomando te pone excitado, esto es suficiente para plantar la semilla en su mente.
Si quieres saber la forma correcta de saber cómo excitar a una mujer, entonces piensa en todos sus sentidos, como por ejemplo una luz suave, una música relajante, o velas aromatizadas.
Otra forma efectiva de saber cómo excitar a una mujer, es que ellas les encantan las fantasías y ellas tienen sus fantasías personales y se excitan con películas o libros , pero en de manera un poco diferente que los hombres. En vez de ver porno, ellas prefieren una historia más romántica.
La mayoría de mujeres para que puedan tener sexo con un hombre, necesitan tener una conexión emocional contigo. Mientras que el sexo para un hombre es un simple acto, muchas mujeres lo ven como una conexión íntima.
Si quieres saber cómo excitar a una mujer, tomate un poco de tiempo para hablar con ella, encuentra lo que ella realmente la encienda y hazle ver que tienen algo en común.
Apréciala algo y ella estará en las manos.
Para saber cómo excitar a una mujer, lo único que tienes que saber es cómo funciona la psique femenina y saber aplicar estos cuatro consejos sabiamente.
Pero esto no termina aquí, hay muchas otras formas de saber cómo excitar a una mujer y si quieres aprender estas y otras estrategias y mejorar tu vida sentimental y sexual con las mujeres, entonces dejame invitarte ami página y aprende todo lo que necesitas saber para saber cómo excitar, seducir y conquistar una mujer
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domingo, 22 de maio de 2011

Help Is Coming for Women Who Can't Climax

Help Is Coming for Women Who Can't Climax
Posted by Jennifer Cullen on May 16, 2011 at 5:41 PM

Did you know that a part of your brain turns off when you orgasm? I always wondered what caused that feeling of blissful release I get when I'm in the moment and now, thanks to some very liberal Dutch researchers, I know the answer.

For the study, scientists strapped female volunteers into an MRI machine and then had the volunteers' partners pleasure them to the point of orgasm. (For some reason, I’m picturing more oral stimulation than penetration.) The scientists were then able to pinpoint the timing of the orgasm based on the lack of activity in the orbitofrontal cortex (OFC) section of the brain. The OFC actually switched off in those moments.

The scientists want to use the findings of this study to help women who have been diagnosed with anorgasmia and are unable to climax. In the United States, it's estimated that 10-15 percent of the female population are anorgasmic. And up to 50 percent of women are not satisfied with the frequency of their orgasms.

The idea is to compare the brain scans of the orgasmic women to those who can't. And then coach the anorgasmic women to alter their thinking until their scans mimic the others, a process known as a top-down technique that has previously been used to help control chronic pain. If the women can get their brains to function like those that are orgasming, their bodies will follow.

I want to volunteer for that study, don’t you? It's probably not that public. I'm sure they put up some privacy screens in the MRI room. They're only interested in your brain. Plus, you could brag to your friends about the sacrifices you're making in the name of science. And I'm just dying to know what a scan of my multi-orgasmic brain looks like.
http://thestir.cafemom.com/love_sex/120305/help_is_coming_for_women

domingo, 20 de março de 2011

Cosquillas sí, pero antes del sexo

Cosquillas sí, pero antes del sexo

Bien hechas, nos hacen desprender endorfinas y estimulan el deseo. Sin embargo, no todos son capaces de soportarlas y ciertas prácticas, como el sexo oral, pueden volverse desagradables
19 Febrero 11 - - A. J.
Unas manos prodigiosas no acarician sólo violines o pianos. Pueden hacer mucho más. Se deslizan, sujetan, incluso hablan. Pero para muchos, una de sus mejores habilidades son las cosquillas. Porque, precisamente éstas últimas, hechas con arte, pueden disparar la libido de la pareja. El preludio ideal de una buena sesión amatoria.
Para el Secretario General de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), Miguel Ángel Cueto, «el contacto físico y la risa que suelen provocar involuntariamente las cosquillas hacen que se generen endorfinas, estimulando nuestro bienestar y el deseo sexual. Además, se incrementa la autoestima al sentirnos deseados por la otra persona. Al relajar tensiones, puede propiciar una actitud receptiva adecuada».
Tanto es así, que ya hay centros especializados en realizar sesiones de cosquillas que duran de 15 minutos a una hora. Aunque éstas, más que despertar la pasión, relajan.
Aunque el nivel de sensibilidad varía según cada cual, para empezar con ciertas garantías se puede marcar un recorrido erótico partiendo de las axilas, deslizándose por los laterales, siguiendo por las ingles, bajar después hasta la cara interna de las rodillas y, para los valientes, dedicarle un tiempo a las plantas de los pies.
El orden, el que se prefiera. El instrumental para meterse en faena, el que de la imaginación o el que se tenga más a mano en el momento, dicen los expertos. Plumas, pinceles, la lengua, el propio pene (aunque su uso es más propio de un juego erótico que para hacer cosquillas)...

Piloto automático
Sin embargo, lo que para algunos es una experiencia casi orgásmica, para otros resulta incluso incómodo. Es lo que les ocurre a algunas parejas con el sexo oral. Las cosquillas en ciertos casos llevan a consultar a los sexólogos, porque, al practicarlo, se ven incapaces de soportar semejantes caricias. «Como siempre, no somos iguales y esa sensación que se experimenta en algunas partes del cuerpo cuando son ligeramente tocadas puede producir una conmoción desagradable para algunas de ellas», enfatiza el secretario de la FESS.
Por su parte, la terapeuta sexual y psicóloga estadounidense, Linda de Villers aclara que el esfuerzo por estimular al compañero o compañera no siempre viene acompañado de una respuesta positiva y automática. «Según mi experiencia profesional, se convierte más en un problema durante el sexo. No funciona como un interruptor mágico del deseo. No obstante, lo que sí se puede recomendar es que las utilicen como fase inicial y que las dejen al margen en el momento de comenzar la actividad sexual».
Si al probar no funciona como despertador del deseo, al menos puede resultar gracioso. «No cabe duda de que el sentido del humor es muy buen aliado para el disfrute sexual. De hecho, se utiliza como atractivo personal y puede servir de elemento moderador en las relaciones de pareja. Cuando el sexo es divertido y nuestra actitud positiva, dejamos de lado inseguridades y pensamientos que nos generan malestar», concluye Cueto.
http://www.larazon.es/noticia/3119-cosquillas-si-pero-antes-del-sexo