quarta-feira, 20 de abril de 2011

Un millón de maneras de ser auténticos hombres, auténticas mujeres

Un millón de maneras de ser auténticos hombres, auténticas mujeres
por Sexorum
VIERNES 25 DE MARZO DE 2011 A LAS 12:02 HORAS
Opinión > Cultura

A lo largo de la vida, cuando leemos el periódico, vemos la televisión, oímos la radio o hablamos con nuestros compañeros del trabajo, nuestros amigos o nuestra familia, prácticamente sin darnos cuenta, estamos recibiendo, de manera más o menos velada, mensajes acerca de cómo debe ser y qué debe hacer un verdadero hombre o una verdadera mujer.

“una piel tersa y suave”
“La cuchilla para un apurado aún mayor”
“¡Pero no seas marica!”
“Los niños no lloran”
“Eso no lo hagas, que ya eres una señorita”.

Cada sujeto se va haciendo poco a poco una idea de qué características son las ideales en un hombre o en una mujer y va creando una figura mítica para cada uno de los sexos. Estas figuras del hombre ideal o la mujer ideal tienen un gran componente social, por cuanto es la misma sociedad la que los va moldeando, de modo que podemos decir que viven también en el imaginario colectivo.

Estas cualidades que se presuponen propias o ideales de cada sexo engloban no sólo características corporales como el tamaño del pecho, la altura, el peso, etc.., también se refieren al tipo de ropa, complementos o corte de pelo que pueden llevar, al tipo de ocio que puede gustarles, las profesiones que pueden desempeñar,… en general a cualquier elemento de la vida común.

En la medida en que las características de una mujer se alejan de las que cumple la figura ideal femenina, más posibilidades hay de que las viva de una manera negativa y que intente cambiarlas. De este modo, muchas mujeres se ponen a régimen para estar aún más delgadas o se operan el pecho para ajustarse a ese canon ideal. Y lo mismo ocurriría en el caso de un hombre. Y así, podemos ver a algunos en los gimnasios esforzándose por tener más músculo, allí donde se supone sería deseable.

Lo irónico es que estas figuras ideales cambian con el paso de los años y lo que ahora está de moda, antes estaba mal visto -como es el caso de los pantalones de las mujeres o las cremas para el hombre-, o viceversa. Entonces, si la figura del hombre o la mujer ideal es algo destinado a no perdurar mucho tiempo, ¿qué nos convierte en auténticos hombres o auténticas mujeres?

A pesar de que hay elementos que parecen irrefutablemente masculinos o femeninos, como es el caso de los genitales o los genes, en la actualidad sabemos que hay hombres con vulva y mujeres con pene, hombres con cromosomas xx y mujeres con cromosomas xy. Esto nos lleva a la siguiente conclusión: no hay rasgos que sean exclusivos de un sexo u otro, todos son compaRtibles.

Así podemos encontrar mujeres con el pelo corto, hombres con el pelo largo, mujeres que aman el fútbol y odian ir de compras, hombres que odian el fútbol y a los que les gusta arreglarse, mujeres soldado y hombres bailarines, mujeres a los que les gustan las mujeres y hombres a los que les gustan los hombres, hombres con poco vello corporal y mujeres muy velludas… De modo que no hay una manera única de ser hombre o de ser mujer, a pesar de que la publicidad, los medios, la sociedad insistan en lo que hay que hacer, lo que hay que tener, lo que nos tiene que gustar para ser un hombre o una mujer de verdad.

La única diferencia entre un hombre y una mujer, lo único que no pueden compartir es la respuesta a esta pregunta: ¿de qué sexo eres?

Arancha Gómez
Sexorum
Equipo Actividades Externas Incisex

Si quieres consultarnos puedes hacerlo en hablamos@sexorum.org
http://www.eldigitaldemadrid.es/articulo_c/general/2051/un-millon-de-maneras-de-ser-autenticos-hombres-autenticas-mujeres

Las fantasías eróticas

Las fantasías eróticas
por Sexorum
JUEVES 7 DE ABRIL DE 2011 A LAS 13:19 HORAS
Opinión > Cultura

Fantasías.

Vuelan día y noche en mi imaginación para satisfacer mis placeres.

Ellas son como un genio que satisface todos mis deseos.

Agua, fuente de emociones, lubricada en mis pensamientos;

tierra, guío mis manos por todas las curvas y caminos de mi cuerpo;

Fuego, la llama del deseo cobra vida, ardiente como el fuego que alcanza el cielo;

y aire, de repente siento que me desvanezco como una nube, tras el éxtasis de mi viaje...

(Lydia Luque. Candidato al concurso de microrelatos eróticos del Diario de Álcalá en el 2009)


Fantasías, un juego que revolotea en nuestra imaginación durante el día, durante la noche para satisfacer placeres, para conseguir la excitación, como un genio que cumple en nuestra mente nuestros placeres más profundos, recorriendo cualquier destino por los caminos que queramos y como queramos.

En nuestra cabeza hay toda una biblioteca de sensaciones, olores, sonidos, sabores, imágenes. Esa biblioteca es nuestra imaginación, motor que pone en marcha los sueños (involuntarios), planificaciones (acciones) al igual que nuestros fantasmas (no deseados) y fantasías (deseadas).

Pero, ¿Qué es una fantasía? La fantasía en sí, es una parte de nuestra sexualidad que contribuye al deseo, a la calidad de la excitación y a disfrutar de orgasmos más placenteros, pero si los contenidos de las fantasías eróticas nos causan malestar, pues dejarían de existir. Las fantasías son creadas de forma voluntaria, a diferencia de los sueños y no están sujetas a ningún tipo de norma o convención social, son libres y se encuentran en nuestra mente.

Son muchas las conversaciones entre las que se debate qué ocurre si son llevadas a la realidad: fantasías tipo sado, violaciones, etc… que pueden excitar a una persona en su imaginación pero les horroriza pensar que puedan llevarlas al mundo real. Sin embargo, cuando entramos en nuestra exploración erótica, vamos descubriendo lo que nos agrada, lo que nos desagrada, lo que nos excita, por lo que el hecho de que un determinado pensamiento produzca placer, lo que hace es despertar nuestra erótica, nuestra imaginación, sin tener porqué ser llevadas al mundo real, siendo dueños de lo que ocurre en nuestra mente sin ningún tipo de consecuencia, como si dirigiéramos una película en la que somos protagonistas, jugando con nuestra propia creación a nuestro antojo, sin límites, teniendo la ventaja de poder fantasear libremente.

Entre las fantasías hay multitud de posibilidades, no tiene sentido decidir cuales son permisibles y cuales no, y nos dan lo que sucede en ellas tal y como deseamos que ocurra en la imaginación, siendo muy diferente en la realidad, ya que los hechos dependen de otros sin tener ese control, lo que sí podemos dominar en nuestra mente. Lo que nos excita en la imaginación, no necesariamente nos excitará en su realización ya que la fantasía no es real y no indica necesariamente que tengamos el deseo de vivir lo que fantaseamos.

¿Dé dónde vienen? Las fantasías podemos tomarlas tanto de imágenes que ya tenemos como de la ficción, es decir que podemos tener fantasías homoeróticas sin ser homosexuales ya que la fantasía no es real y no necesariamente indica que tenemos el deseo de vivir lo que fantaseamos con personas de carne y hueso. Otro ejemplo sería fantasear con una violación, no es lo mismo decidir en nuestra mente lo que desea que haga el acosador, cómo es físicamente, etc… que una verdadera violación no deseada, ya que en la fantasía no hay sufrimiento ni dolor.

¿Las compartimos? ¿Las llevamos a la realidad? Nuestro deseo es libre y el hecho de pasar a la acción es una opción personal de cada uno y de la pareja o si el compartir esas fantasías puede enriquecer o no la relación y el encuentro entre los amantes.


Lydia Luque
Sexorum
Equipo Actividades Externas Incisex

Si quieres consultarnos puedes hacerlo en hablamos@sexorum.org
http://www.eldigitaldemadrid.es/articulo_c/general/2093/las-fantasias-eroticas

¿Para qué sirve una sexóloga? (I)

¿Para qué sirve una sexóloga? (I)
por Sexorum
VIERNES 15 DE ABRIL DE 2011 A LAS 13:37 HORAS
Opinión > Cultura

Cuando comencé mis estudios de post-grado en sexología, coseché dos tipos de comentarios. El primero, solía provenir de los hombres y era: “llámame cuando empieces las prácticas”. El segundo, solía provenir de las mujeres y era: “Mmm, ya hablaremos cuando acabes”. Ambos acompañados de una mirada que sugería claramente a lo que se estaban refiriendo.

Lo que subyace debajo de los dos comentarios es que una sexóloga es una científica que estudia el sexo y, en los dos casos, están realizados partiendo de que el sexo es aquello que se hace (con frecuencia en la cama o en otro sitio que nos permita adoptar posturas de acople). Por eso, hay una creencia generalizada de que las sexólogas son una sabia mezcla entre geisha y experta en kamasutra y, además, conocen todas las artimañas que procuran placer (ya sea a uno mismo o a la pareja).

Y es que la palabra sexo tiene diferentes significados. Por un lado el sexo que se es, por otro el que se tiene y por último el que se hace. Si digo que mi sexo es femenino, me refiero al primero de los “sexos” que he mencionado, si digo que Pedro tiene un sexo grande, me refiero al segundo y por último, si digo que una persona ha tenido sexo esta noche, me refiero al último. Con frecuencia, la única forma de saber de qué sexo estoy hablando es el contexto en el que lo menciono.

La sexología es la ciencia que estudia el sexo. El sexo que se es. Lo trocea, lo desmenuza y lo estudia, para comprenderlo, no para juzgarlo, no para cambiarlo a lo que “debería ser”. En sexología se estudia:

La sexualidad, es decir, la particular manera que cada persona tiene de vivir su sexo (hombre o mujer).
La sexuación, es decir, el proceso que dura toda la vida y que va construyendo esa mujer o ese hombre que somos en cada instante.
La erótica, los deseos que se producen por el hecho de ser seres sexuados.
la amatoria, cómo llevamos a cabo esos deseos en la vida real.
La procreación, el deseo de tener hijos o no y, aún más allá, como las posibilidades de sinergia que se dan entre los proyectos de los sexos que conforman la pareja.
La pareja, la forma más frecuente usada por las personas, como seres sexuados, para organizar sus vidas entre ellos.

Todos ellos vistos desde los modos femenino y masculino, los matices heterosexual y homosexual y las peculiaridades de cada cual. Y por supuesto, con sus dificultades, cuando aparecen, si es que aparecen, y, desde luego, no partiendo de ellas.

La sexología se centra en el sexo, es decir estudia a las mujeres y los hombres, las diferencias que hay entre los unos y los otros, qué hace que una mujer sea una mujer o un hombre, un hombre, cómo gestionan los unos y los otros la vivencias que tienen, los placeres, de qué manera ligan, cómo se acercan el uno al otro, cómo se encuentran y cómo son esos encuentros. Todo eso es sexo y es apasionante.

Bien mirado, no parece políticamente correcto hablar de la diferencia cuando ahora todos tenemos que ser iguales. Sin embargo yo quiero estudiar la diferencia -me gusta la diferencia- y quiero que no desaparezca. Esto es fácil porque, por muchos ministerios que nos queramos inventar, un hombre será un hombre y una mujer será una mujer. Lo que sí sería deseable es la igualdad de derechos, la igualdad de oportunidades, la igualdad a la hora de medir el trabajo de las unas y los otros, la igualdad de salarios en igualdad de condiciones. Son frases que, aunque menos sonoras que “la igualdad” a secas, son mucho más claras. Y es que a fuerza de propugnar “la igualdad”, la estamos imponiendo en circunstancias y aspectos en los que es imposible.
http://www.eldigitaldemadrid.es/articulo_c/general/2117/iquest-para-que-sirve-una-sexologa-i

¿Para qué sirve una sexóloga? (II)

¿Para qué sirve una sexóloga? (II)
por Sexorum
MIÉRCOLES 20 DE ABRIL DE 2011 A LAS 17:32 HORAS
Opinión > Cultura
Una sexóloga no es una psicóloga, ni una médica, ni una socióloga, ni una antropóloga. La sexología es una ciencia y una disciplina propia e independiente y por lo tanto tiene sus propios campos de trabajo con un área propia de conocimiento.

En la intervención se trabaja desde el referente sexológico y el pedagógico, el primero nos da la epistemología y el segundo las herramientas y estrategias para realizar intervenciones de calidad. También la Sexología permite analizar las actitudes ya que nuestro modelo no parte ni de la permisividad ni de la prohibición, sino de la comprensividad.

En el artículo anterior hacíamos un repaso de los conceptos más importantes relativos al sexo: sexuación, sexualidad, erótica, amatoria, procreación y pareja. Estas son las áreas de conocimiento de la sexología y se aplican en nuestro campo de trabajo que es la relación entre los sexos.

Una sexóloga informa, educa y asesora. Los conocimientos de una sexóloga son útiles en momentos de cambios como pueden ser la adolescencia, el inicio de la convivencia en pareja, el embarazo, la crianza, la jubilación, la aparición de enfermedades, la menopausia, … El hecho de organizar ciclos de educación sexual en institutos o talleres en los que se trabaja la sexualidad en relación con estos momentos nos permiten transmitir esos conocimientos de una forma amena y provechosa.

Tal vez el campo de trabajo más conocido sea el del asesoramiento erótico. Los sexólogos podemos guiar a las parejas para que superen las dificultades comunes que puedan aparecer. Y digo bien dificultades comunes y no eyaculación precoz o vaginismo o cualquier otra palabra más o menos técnica, porque tal vez el primer cometido de un sexólogo sea precisamente el de eliminar etiquetas. Que alguien tropiece, no le convierte en un tropezador. Hablamos pues de dificultades cuando nos referimos a todas esas circunstancias que hacen que el encuentro amatorio no sea fácil y las apellidamos comunes porque son comunes a toda la población, sin por ello suponer ningún tipo de problema que sea merecedor de una etiqueta. Desde la sexología, se guía al cultivo erótico en pareja para superar estas dificultades.

En el ámbito de la pareja no sólo existen las dificultades comunes. La sexóloga, como modesta científica de los sexos, puede aportar sus conocimientos cuando surgen las desavenencias y los desencuentros. En nuestras consultas, es preferible que la pareja acuda de forma conjunta, ya que ambos tienen un proyecto común, aunque en ocasiones se trabaja de forma individual.

¡¡¡Un beso lectores!!!!

Arancha Gómez
Sexorum
Equipo Actividades Externas Incisex

Si quieres consultarnos puedes hacerlo en hablamos@sexorum.org
http://www.eldigitaldemadrid.es/articulo_c/general/2131/iquest-para-que-sirve-una-sexologa-ii

Sexo na balança

Sexo na balança
Quem foi que disse que tem que ser magra pra ser formosa? O prazer depende menos da forma física e mais da aceitação do próprio corpo

Por Maria Fernanda Schardong
21/11/2008

Como já dizia o Rei Roberto Carlos, passar fome não contribui em nada para a beleza. E, de acordo com uma pesquisa americana, para o sexo também não. Para especialistas brasileiros, o que determina o comportamento sexual é o quanto as mulheres estão - ou não - satisfeitas com o próprio corpo.

Segundo a pesquisa americana, dentre as sete mil mulheres entrevistadas, 92% daquelas consideradas acima do peso afirmaram ter uma vida sexual ativa. Enquanto 85% das magras disseram a mesma coisa.

A endocrinologista Ruth Clapauch, membro da Sociedade Brasileira de Endocrinologia e Metabologia, explica que o estudo deve ser interpretado de maneira correta. "O estudo não afirma que as mais gordas fazem mais sexo, e sim que essas mulheres podem ter vivenciado relações frustrantes e, por isso, acabaram ganhando mais peso do que as outras”, diz.

Na opinião do sexólogo Arnaldo Risman, a questão do prazer ;é definida além do peso. É a autoestima que influencia diretamente no comportamento sexual. “A coragem de decidir o que está bom ou não, e mudar isso influi diretamente na qualidade do sexo. Se o peso incomoda o indivíduo, é preciso reagir e buscar emagrecer e, quem sabe assim, melhorar a vida sexual” aconselha o sexólogo.

Na sociedade atual, o padrão de beleza preza o corpo esbelto. E, segundo Arnaldo, esse padrão se configura como um mito, pois a magreza não significa uma boa qualidade de sexo. “Fazer sexo não significa estar feliz sexualmente. O que importa, de verdade, é gostar de você como você é”, garante ele.

Ruth concorda. Segundo ela, o peso em si não é determinante e a palavra de ordem é a autoestima. “O importante é se cuidar, tentar se colocar sempre em primeiro lugar, deixar um pouco os problemas de lado, se gostar”, garante Ruth.
http://www.maisde50.com.br/editoria_conteudo2.asp?conteudo_id=6943

Os verbos do sexo Oito termos, transitivos, que dão as cartas quando o assunto é afeto e intimidade

Os verbos do sexo
Oito termos, transitivos, que dão as cartas quando o assunto é afeto e intimidade

Por Rodrigo Amorim
24/10/2008

Para quem sonha amar com frenesi, o primeiro recado: sexo vai além, muito além da genitalização. E as palavras, ou melhor, os verbos nos quais se baseia a relação, também contam. Na direção contrária ao movimento que prega orgasmo a todo custo, há quem defenda o sexo feito com calma, serenidade e, sobretudo, amor.

O sexólogo Pedro Jurberg, do Rio de Janeiro, faz parte desse time. Segundo ele, fazer sexo é bem menos complicado do que pode parecer. E muito mais prazeroso do que muitas experiências demonstram. "Em primeiro lugar, é preciso acabar com o preconceito de que relações duradouras estão fadadas a uma vida sexual medíocre. O tempo não elimina o sexo. É possível manter o interesse no parceiro mesmo com o passar dos anos", diz.

Para uma vida sexual ativa ao longo do tempo é necessário apenas entender as transformações pelas quais passamos. "É importante mudar a forma de entender a sexualidade. Pensar que é necessário que o sexo ique mais qualitativo do que quantitativo. Sexualidade não é só penetração e sim carinho, afeto", defende o sexólogo.

Sexo bom, portanto, é aquele em que há desejo, mas, fundamentalmente, aquele em que se conjugam os verbos amar, verbalizar, trocar, conhecer. A lista, claro, é bem extensa. Abaixo, segue uma breve explicação de oito verbos e o que eles podem fazer por uma relação. Ou melhor, como os parceiros podem se beneficiar com cada um deles.

Amar - No topo da lista e a explicação é quase óbvia: de onde virá prazer maior que de um sentimento recíproco, profundo e sincero? Diferente das sensações que a paixão desperta, o amor é duradouro.

Verbalizar - Dialógo é essencial. É a oportunidade de expor ao outro o que nos satisfaz e o que nos aflige. Falar é um dos melhores artifícios para manter uma boa relação.

Ouvir - O diálogo envolve duas vias: o falar e o ouvir. É preciso estar atento ao que diz o outro. É como iniciamos o processo lento mas possível de consertar desacordos e imperfeições de ambas as partes.

Conhecer - Toda relação exige dedicação, paciência, vontade. Conhecer o outro é ir além do que está aparente. É estar disposto a aceitar as qualidades, mas, também, as imperfeições, as idiossincrasias. Conhecer exige um eterno dedicar-se.

Trocar - Ato de dividir sucessos e angústias com o outro, a troca é essencial e precisa ser estimulada. É o que dá a segurança do afeto e a certeza de que é possível contar com o outro sempre. É que caminho para a confiança e um relacionamento saudável.

Brincar - Melhor maneira de estabelecer o desejo sexual. Isso exige intimidade, boa comunicação e uma vida saudável de todas as partes. Fantasias e erotismo são palavras que fazem parte desse processo.

Negar / permitir - Em uma relação saudável a escolha sobre preferências pessoais deve ser de pleno conhecimento para o casal. O que é negado ou permitido pode fazer a diferença para o estabelecimento da confiança. Mas os limites devem ser respeitados.

Beijar - Qual relação se estabelece sem um beijo agradável? Beijar é fundamental para a expressão do sentimento. Através do beijo é possível medir o grau de intimidade do casal.
http://www.maisde50.com.br/editoria_conteudo2.asp?conteudo_id=6890

¿Qué es lo que te excita?

Publicado el 04-27-2011
¿Qué es lo que te excita?

José G. Bruzón

DETERMINANTE. Como fantasía sexual o conducta adquirida, las parafilias pueden llegar a ser desde inofensivos hasta penados por la ley como son los casos del voyeurismo, pedofilia y necrofilia.

En nuestra edición anterior comenzamos a escribir acerca de las parafilias, misma que definimos como un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante del placer no se encuentra en la penetración del pene en la vagina, sino en alguna otra cosa o actividad que lo acompaña. Es decir, que el placer sexual se alcanza con prácticas anormales de conducta.
Según la Asociación Mundial de Psiquiatría, la parafilia se agrupa en tres grados: el mínimo –obtención del placer por medio de fantasías que no alteran las actividades sexuales normales–; el acentuado –se busca de manera insistente la realización de la fantasía para alcanzar la satisfacción sexual– y el dependiente –la fantasía erótica afecta o interfiere en la relación sexual, de tal forma que se pierde la libertad de elegir y no se puede dejar de actuar de cierta manera–.
Hoy en día, tratar las parafilias es un reto para la psicoterapia y la psiquiatría, en donde la finalidad es que el paciente abandone su manera de actuar que hace daño a terceras personas. Hay que recordar que no todas la parafilias provocan daños a otros individuos. De hecho, hay comportamientos que no necesitan tratamiento médico y que están avalados cuando ambas partes de la pareja lo disfrutan.
Lo anterior no ocurre con las parafilias que son penadas por la ley, como es el caso de voyeurismo, específicamente el “video voyeurismo”, lo cual implica filmar a alguien sin su consentimiento mientras se encuentra en situaciones privadas. También se incluyen a la pedofilia y la necrofilia.
Si usted considera que tiene algún tipo de parafilia, lo mejor es consultar a un psicólogo para que le ayude.
http://www.elmundonewspaper.com/noticia/11443/que-es-lo-que-te-excita