Las fantasías eróticas
por Sexorum
JUEVES 7 DE ABRIL DE 2011 A LAS 13:19 HORAS
Opinión > Cultura
Fantasías.
Vuelan día y noche en mi imaginación para satisfacer mis placeres.
Ellas son como un genio que satisface todos mis deseos.
Agua, fuente de emociones, lubricada en mis pensamientos;
tierra, guío mis manos por todas las curvas y caminos de mi cuerpo;
Fuego, la llama del deseo cobra vida, ardiente como el fuego que alcanza el cielo;
y aire, de repente siento que me desvanezco como una nube, tras el éxtasis de mi viaje...
(Lydia Luque. Candidato al concurso de microrelatos eróticos del Diario de Álcalá en el 2009)
Fantasías, un juego que revolotea en nuestra imaginación durante el día, durante la noche para satisfacer placeres, para conseguir la excitación, como un genio que cumple en nuestra mente nuestros placeres más profundos, recorriendo cualquier destino por los caminos que queramos y como queramos.
En nuestra cabeza hay toda una biblioteca de sensaciones, olores, sonidos, sabores, imágenes. Esa biblioteca es nuestra imaginación, motor que pone en marcha los sueños (involuntarios), planificaciones (acciones) al igual que nuestros fantasmas (no deseados) y fantasías (deseadas).
Pero, ¿Qué es una fantasía? La fantasía en sí, es una parte de nuestra sexualidad que contribuye al deseo, a la calidad de la excitación y a disfrutar de orgasmos más placenteros, pero si los contenidos de las fantasías eróticas nos causan malestar, pues dejarían de existir. Las fantasías son creadas de forma voluntaria, a diferencia de los sueños y no están sujetas a ningún tipo de norma o convención social, son libres y se encuentran en nuestra mente.
Son muchas las conversaciones entre las que se debate qué ocurre si son llevadas a la realidad: fantasías tipo sado, violaciones, etc… que pueden excitar a una persona en su imaginación pero les horroriza pensar que puedan llevarlas al mundo real. Sin embargo, cuando entramos en nuestra exploración erótica, vamos descubriendo lo que nos agrada, lo que nos desagrada, lo que nos excita, por lo que el hecho de que un determinado pensamiento produzca placer, lo que hace es despertar nuestra erótica, nuestra imaginación, sin tener porqué ser llevadas al mundo real, siendo dueños de lo que ocurre en nuestra mente sin ningún tipo de consecuencia, como si dirigiéramos una película en la que somos protagonistas, jugando con nuestra propia creación a nuestro antojo, sin límites, teniendo la ventaja de poder fantasear libremente.
Entre las fantasías hay multitud de posibilidades, no tiene sentido decidir cuales son permisibles y cuales no, y nos dan lo que sucede en ellas tal y como deseamos que ocurra en la imaginación, siendo muy diferente en la realidad, ya que los hechos dependen de otros sin tener ese control, lo que sí podemos dominar en nuestra mente. Lo que nos excita en la imaginación, no necesariamente nos excitará en su realización ya que la fantasía no es real y no indica necesariamente que tengamos el deseo de vivir lo que fantaseamos.
¿Dé dónde vienen? Las fantasías podemos tomarlas tanto de imágenes que ya tenemos como de la ficción, es decir que podemos tener fantasías homoeróticas sin ser homosexuales ya que la fantasía no es real y no necesariamente indica que tenemos el deseo de vivir lo que fantaseamos con personas de carne y hueso. Otro ejemplo sería fantasear con una violación, no es lo mismo decidir en nuestra mente lo que desea que haga el acosador, cómo es físicamente, etc… que una verdadera violación no deseada, ya que en la fantasía no hay sufrimiento ni dolor.
¿Las compartimos? ¿Las llevamos a la realidad? Nuestro deseo es libre y el hecho de pasar a la acción es una opción personal de cada uno y de la pareja o si el compartir esas fantasías puede enriquecer o no la relación y el encuentro entre los amantes.
Lydia Luque
Sexorum
Equipo Actividades Externas Incisex
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http://www.eldigitaldemadrid.es/articulo_c/general/2093/las-fantasias-eroticas
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