JOSÉ LUIS BEIZTEGUI SEXÓLOGO DE BIKO ARLOAK
C. LAGO - Lunes, 13 de Agosto de 2012 - Actualizado a las 05:13h
VITORIA. José Luis Beiztegui Ruiz de Erentxun, sexólogo vasco y miembro de la Asociación Española de Profesionales de la Sexología, confirma que cada día asiste a más consultas de hombres con falta de deseo, "un fenómeno que antes no era nada frecuente", corrobora.
¿Hay personas asexuales que no sienten la necesidad de tener relaciones sexuales?
Bajo la perspectiva sexológica y también científica, es imposible que haya un ser humano que sea asexual porque somos sexuados en formato hombres y mujeres. Otra cosa es que a mí aquí, en la consulta, me digan; Me gustaría ser asexual, en el sentido de me gustaría no desear ni sentir atracción erótica por ninguna persona, pero que tú me digas que no tienes, ni has tenido ningún deseo erótico o atracción, eso es imposible.
En muchas webs se describen como personas que expresan emotividad y afecto pero sin sexo.
A mí me gustaría escuchar los testimonios de estas personas porque sería tremendamente interesante desde el punto de vista de investigador. Todas las personas estamos definidos por razón de sexo. Yo nunca he escuchado a nadie decir que no le gustan ni hombres, ni mujeres, ni nadie... Todos los seres humanos somos deseantes por naturaleza, otra cosa es que ese deseo se oriente hacia mujeres, hombres o que haya un intervalo donde se combinen hombres y mujeres... eso son casuísticas.
Defienden que sólo les interesa tener una pareja para mantener una relación meramente afectiva.
Es que eso es la amistad. Es tener un amigo, que está muy bien y es estupendo. Pero no me creo que nadie no desee. Yo asisto en la consulta a gente que ha perdido el deseo erótico, mujeres y varones y cada vez me encuentro con más hombres en esta situación de inhibición del deseo. Son casos en los que se ha cortocircuitado el deseo, pero no es que no lo tengan en esencia, sino que lo han perdido por unas circunstancias x.
¿Va por épocas?
Sí, claro. Es que en periodos determinados de nuestras biografías, en un momento dado, se puede llegar a inhibir el deseo sexual por razones emocionales, por problemas de pareja, por crisis existenciales... El deseo está condicionado por un estado anímico, por nuestras experiencias, por muchos factores que hace que sea más o menos amplio o que se resienta en ciertos momentos. Entonces se inhibe, se oscurece para luego volver y renacer, sea mucho o poco. Lo que no es posible es que no haya deseo.
Quizá es que existe la tendencia a crear estereotipos, este es hetero, este es homo, el otro es bisexual...
Creo que más que nada obedece a movimientos políticos. Por ejemplo, la teoría Queer dice que nadie es hombre ni mujer, que no tenemos identidad, que todos podemos ser de todo y tenemos la capacidad para poder ubicarnos en el sexo que queremos. Pero realmente eso lo sigue gente que le gusta trascender los límites de lo sexuado.
¿Qué quiere decir?
Que siempre tendrás una identidad. Un heterosexual podrá irse a la cama con cien hombres pero siempre tendrá su identidad sexual definida. Te sientes hombre o te sientes mujer y luego podrás hacer las performances que quieras para pasar las fronteras de los sexos. ¿Cómo no va a existir la identidad cuando hay miles de personas, los transexuales, que les ha tocado vivir encerrados en un cuerpo que no les corresponde?
¿Cree usted que estamos inmersos en una sociedad hipersexualizada?
Todo lo que tiene que ver con el deseo sexual, en su versión más amplia, ha movido el mundo desde hace miles de años. Es una fuerza tremenda. Yo creo que hay que reconciliarse con ella. Hay que armonizar todo el marketing de lo erótico, de lo sexual, de las páginas pornográficas. Somos seres deseantes, tenemos una pulsión sexual fuerte. Es una fuerza que nos sube la autoestima, nos hace sentirnos vivos y hay que reconciliarse con ella. Poner orden cuando haya un cierto caos y dejarnos inundar por esa energía vital.
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