¿Estaré a la altura
de su anterior pareja? Los expertos opinan que los problemas sexuales aumentan ante una nueva relación. La presión por lograr la erección, mantenerla, controlar la eyaculación y la necesidad de demostrar su virilidad son algunos de ellos
Llegar virgen al matrimonio no es lo más frecuente. Lo común es tener diversas parejas sexuales a lo largo de la vida, lo que puede tener ventajas, pero también ciertos inconvenientes.
Es el caso de volver a tener un encuentro, tras una ruptura, con alguien que no conoce tu cuerpo, del que no conoces sus gustos, y que ha tenido otras parejas, quizás mejores en artes amatorias. «Tras realizar el duelo consecuente a una separación, las personas –ellos y ellas– se plantean su disposición para establecer nuevas relaciones, lo que genera una inquietud, a veces permanente, frente a la erotización, el deseo y la oportunidad de establecer una posible pareja y mantener un encuentro sexual», así lo explica Rosa Abenoza, psicoterapeuta y especialista en sexología.
Miedo a fallar
Santiago Frago, director médico del Instituto de Sexología y Psicoterapia Amaltea, opina que «en muchas ocasiones, la dinámica convivencial es casi paralela a la relación sexual; ello hace que sean frecuentes las dificultades eróticas, especialmente en el varón, cuyo cuerpo no logra hacer amistad con la piel de la otra persona de una manera tan rápida». En resumen, «en la actualidad son frecuentes los problemas sexuales cuando se inician nuevas relaciones».
Por lo general, en esta situación lo que aparece son «inseguridades en el desempeño erótico: miedo a fallar, a no estar a la altura, unido a las inseguridades que vivimos con nuestro propio cuerpo: ¿le gustará mi cuerpo, mis pechos..?», dice el experto.
Como en el amor, el miedo no conoce edades, ni sexos. No obstante, Santiago Frago matiza que «si hablamos de adultos, son especialmente vulnerables los hombres». Pero tampoco es una cuestión de edad, ya que «los jóvenes de entre 22 y 30 años son los más proclives a presentar dificultades eróticas, en especial disfunciones eréctiles y alteraciones eyaculatorias», según el director de Amaltea.
En realidad la presión por conseguir la erección, mantenerla y controlar la eyaculación, y la necesidad de demostrar su virilidad frente a anteriores parejas es la responsable de la mayor parte de estas dificultades. En ellas, sin embargo, los problemas se centran «sobre todo en problemas a la hora de realizar la cópula –aporta Abenoza– que suelen ser generalmente dolor durante el coito o incapacidad y miedo frente al mismo». Aunque, por lo general, los problemas de las féminas están ligados más a cuestiones emocionales.
Soluciones
Según la experta, es que «es muy clara la exigencia cultural de disponer de una buena competencia sexual».
Pero esta barrera social tiene diversas soluciones, que pasan, según Abenoza, por «enfrentarse poco a poco a los miedos. Hay que aprender que ni nadie tiene un cuerpo perfecto y que, en realidad, nadie espera que lo tengas; que tampoco se puede ser siempre el mejor amante; y que simplemente hay que dejarse llevar, jugar, y aprender a ver el lado positivo de una nueva pareja sexual, es decir, aprender del otro, y descubrir, por qué no, nuevas experiencias.
Miedo a fallar
Santiago Frago, director médico del Instituto de Sexología y Psicoterapia Amaltea, opina que «en muchas ocasiones, la dinámica convivencial es casi paralela a la relación sexual; ello hace que sean frecuentes las dificultades eróticas, especialmente en el varón, cuyo cuerpo no logra hacer amistad con la piel de la otra persona de una manera tan rápida». En resumen, «en la actualidad son frecuentes los problemas sexuales cuando se inician nuevas relaciones».
Por lo general, en esta situación lo que aparece son «inseguridades en el desempeño erótico: miedo a fallar, a no estar a la altura, unido a las inseguridades que vivimos con nuestro propio cuerpo: ¿le gustará mi cuerpo, mis pechos..?», dice el experto.
Como en el amor, el miedo no conoce edades, ni sexos. No obstante, Santiago Frago matiza que «si hablamos de adultos, son especialmente vulnerables los hombres». Pero tampoco es una cuestión de edad, ya que «los jóvenes de entre 22 y 30 años son los más proclives a presentar dificultades eróticas, en especial disfunciones eréctiles y alteraciones eyaculatorias», según el director de Amaltea.
En realidad la presión por conseguir la erección, mantenerla y controlar la eyaculación, y la necesidad de demostrar su virilidad frente a anteriores parejas es la responsable de la mayor parte de estas dificultades. En ellas, sin embargo, los problemas se centran «sobre todo en problemas a la hora de realizar la cópula –aporta Abenoza– que suelen ser generalmente dolor durante el coito o incapacidad y miedo frente al mismo». Aunque, por lo general, los problemas de las féminas están ligados más a cuestiones emocionales.
Soluciones
Según la experta, es que «es muy clara la exigencia cultural de disponer de una buena competencia sexual».
Pero esta barrera social tiene diversas soluciones, que pasan, según Abenoza, por «enfrentarse poco a poco a los miedos. Hay que aprender que ni nadie tiene un cuerpo perfecto y que, en realidad, nadie espera que lo tengas; que tampoco se puede ser siempre el mejor amante; y que simplemente hay que dejarse llevar, jugar, y aprender a ver el lado positivo de una nueva pareja sexual, es decir, aprender del otro, y descubrir, por qué no, nuevas experiencias.
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