terça-feira, 5 de julho de 2011

La atracción sexual

La atracción sexual
“No existe un patrón universal e indiscutible de belleza, sino un proceso de creación y aprendizaje de los motivos físicos de atracción sexual”

En cuerpo y alma
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Cristina Pastor Arenillas

Introducción
Para que llegue a establecerse una relación sexual ha de existir un estímulo capaz de provocarla. Pero, antes, es precisa cierta atracción más o menos intensa hacia el mismo estímulo, sin la cual éste no sería eficaz. Sin atracción no hay estímulos sexuales eficaces y viceversa: la atracción puede convertir en eficaces estímulos no considerados en principio como tales. En realidad se trata de un fenómeno complicado, cuyo alcance aún no se comprende en su totalidad ni desde el punto de vista estrictamente sexológico y menos aún desde el psicológico.
Los estímulos que pueden resultar sexualmente atractivos son de muy diversa índole y, a veces, de gran complejidad, sobre todo en el caso de los humanos por la dificultad de su estudio en función de los múltiples factores que en ellos intervienen. Sin embargo, las investigaciones realizadas en el mundo animal han aportado algunos datos interesantes.

Estímulos atractivos en los insectos y en los animales inferiores
Los modos de atracción entre los animales son múltiples y variables según las especies. Desde la visión de los esplendorosos colores con que se adorna la hembra en celo de los peces joya, o la “piel sexual” de ciertos primates, hasta la audición de los sonidos que emiten las ranas, solo por citar algunos ejemplos.
Entre los animales inferiores, y concretamente entre los insectos, era de sobra conocida desde hacía tiempo la existencia de unas sustancias producidas por cada individuo con la finalidad de actuar sobre el comportamiento de otros individuos de su especie. De todas estas sustancias, llamadas feromonas, las mejor estudiadas eran las sexuales, segregadas para atraer con su olor al compañero y facilitar así la cópula. Por consiguiente, entre los insectos, las feromonas actúan como auténticos semáforos de su receptividad sexual. Su aparición es un poderoso desencadenante de dicha cópula.

Estímulos atractivos en los animales superiores y en los humanos
Michael y Keverne demostrarían, posteriormente, que tales sustancias existen y actúan también entre los mamíferos superiores, incluida la especia humana.
Según parece, las feromonas sexuales se encuentran en la piel y, sobre todo, en la vagina de las hembras durante la fase de producción estrogénica; es decir, durante la ovulación. El hallazgo hizo pensar en la posible aplicación de tales sustancias para el tratamiento de la impotencia sexual, pero los resultados de los experimentos realizados son todavía demasiado confusos, probablemente porque, en el hombre, la información que llega al cerebro desde la vista, el oído y el tacto supera en importancia a la del olfato. No obstante, las colonias y los perfumes pueden considerarse como feromonas artificiales al servicio del estímulo sexual humano, en la medida en que determinados olores corporales favorecen el sentimiento de atracción.
En otro orden de cosas, a medida que avanza la escala zoológica se aprecia una progresiva elección voluntaria de los posibles compañeros sexuales. Así, entre algunas especies de primates, las hembras eligen al macho en función de su actitud y del tamaño de su pene. Por su parte, los machos parecen mostrar a veces preferencias por unas hembras determinadas, independientemente de que éstas se encuentren o no en celo.
Este creciente poder de selección, reflejo de una progresiva independencia del medio (espacio en que vive un ser vivo y conjunto de factores que influyen en su desarrollo; tales como, el clima, la educación, la nutrición, la vida social, etc.), culminaría en el hombre, para quien los estímulos atractivos ya no están ligados a los procesos biológicos instintivos relacionados con la reproducción, sino que dependen fundamentalmente, del aprendizaje.

Relatividad cultural
Los motivos de atracción sexual no son comunes para todas las culturas. La visión del cuerpo desnudo, por ejemplo, actúa sobre todo en las influidas por el tabú del pudor. Precisamente, la moda concebida como adorno de la mujer, considerada como objeto sexual, apoya sus mecanismos en la importancia que tienen los estímulos visuales para la respuesta sexual del varón. Los estudios de las diferentes culturas demuestran que la valoración del aspecto físico -uno de los factores más importantes de atracción entre los varones, como queda dicho- oscila según las distintas civilizaciones y de acuerdo con los momentos de su evolución histórica. En algunas épocas la mujer gruesa ha sido considerada más atractiva que la delgada, lo mismo que en otras se ha valorado más el tamaño del clítoris, la forma de los pies o el tamaño y forma de los senos, sobre los que tampoco existe una norma única de atracción a pesar de que constituyan un estímulo erótico muy extendido.
En otras palabras, no existe un patrón universal e indiscutible de belleza, sino un proceso de creación y aprendizaje de los motivos físicos de atracción sexual.
Buena prueba de ello es la influencia que diariamente ejercen en este terreno las imágenes publicitarias, hasta conformar muchas veces los gustos del gran público incluso de acuerdo con modelos estéticos universales inalcanzables, o sencillamente inadecuados para comunidades con un arquetipo humano muy diferente (por ejemplo, los personajes rubios, altos, esbeltos y de piel blanquísima, mostrados como máximo canon de belleza ante pueblos morenos y de escasa estatura).
Precisamente esta capacidad de aprendizaje, unida al lenguaje y su enorme poder simbólico, es lo que haría más ilimitadas e impredecibles las formas de atracción sexual entre los humanos.
Es aquí, en este último punto, donde el equipo científico que conforma Romantic Sex Alzira es pionero, pues no solamente añade como estímulos sexuales la palabra delicada y la imagen considerada entre la pareja humana, sino que también incluye la balada como estimulante sexual de primer orden en el caso de la mujer (junto con la palabra) y de segundo orden en el caso del varón (junto con la imagen).
Todo un mundo queda abierto; mundo en el que la estética en primer lugar y la ética en segundo determinarán, sin posibilidad de retroceso, la atracción sexual.
Finalizo aquí. La próxima semana, mi colega Elisabeth Pons Cebrián iniciará un estudio detallado tanto sobre la diferenciación sexual como sobre la maduración sexual en los seres humanos. Un saludo a tod@s.

Cristina Pastor Arenillas es psicóloga clínica.
http://www.elseisdoble.com/vernoticia/8770/la_atraccion_sexual

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