Cómo mantener vivo el deseo
¿Es verdad que el apetito sexual se termina luego de muchos años?¿Cómo avivamos el fuego? Aquí las respuestas de José Luis Rodríguez, médico psicoterapeuta, especialista en sexología y docente universitario.
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El deseo cambia con el afianzamiento de la relación. Se alimenta de la seducción, la complicidad y la comunicación.
miércoles, 06 de julio de 2011
¿Qué enciende o apaga el deseo sexual? ¿Se trata acaso de un dispositivo que de pronto, y al mejor estilo “Misión imposible”, se desactiva por algún geniecillo maléfico del destino? ¿Es acaso un eslabón en la pareja que de repente, y sin acusar recibo, “se pierde”? “No”, es la respuesta a todas esas preguntas.
Pero sí es real que el denominado “deseo sexual” cambia, se reconfigura y tiene visos camaleónicos que nos dificultan encontrarlo. Entonces comenzamos el árido camino contra nosotros mismos y nuestras parejas, sin parecer hallar una respuesta; matándonos en el intento por entender qué nos pasa.
Pero en realidad lo interesante es dividir bien las aguas para entender lo que es “enamoramiento” y “deseo”, y sobre todo discernir bien qué puede estar ocurriendo en la pareja.
El médico psicoterapeuta, especialista en sexología y docente universitario, José Luis Rodríguez responde las preguntas básicas para espantar fantasmas y conocer lo que implica que el deseo sexual se esfume en una pareja.
Preguntas que todos nos hacemos
1- ¿Existe una cantidad de tiempo, en términos generales, en que el deseo sexual en una pareja comienza a declinar? ¿Porqué?
- Tendríamos que diferenciar lo que significa “atracción sexual”, “enamoramiento” y “relación afectiva y sexual estable”. La atracción sexual puede presentarse sin siquiera saber el nombre de la otra persona, y así como impulsivamente aparece puede desaparecer.
En el enamoramiento la diferencia está en que es una etapa en la que el otro está idealizado, es perfecto aún en sus defectos, es el estado de “camote” que llamábamos antes. En ese enamoramiento, el cerebro está inundado de sustancias, endorfinas, que hacen sentir esa atracción y fascinación por el otro.
El inconveniente está en que más o menos en 3 a 6 meses, el cerebro se acostumbra y entonces empieza a verse al otro como realmente es. Pueden pasar dos cosas: que venga la desilusión y se termine la pareja, o que se acepten con virtudes y defectos y den paso a una relación madura y con proyectos a futuro.
Finalmente, en la relación de pareja estable, conviviente, con proyectos, no hay un tiempo para que el deseo sexual decline. Lo que pasa a veces es que se adquieren responsabilidades, hay trabajo, hijos, deudas, miedos, y entonces se genera una situación rutinaria que hace que esas ganas pierdan frente al cansancio. No es un problema de la pareja en sí misma, es un problema de entorno. Si el entorno mejora, el deseo mejora.
2- La falta de deseo en un hombre (que siempre se supone socialmente dispuesto al sexo), ¿tiene que ver con que la mujer no le gusta más físicamente, en el caso de una relación, o con aspectos más profundos de él mismo?
- Se supone al hombre como más dispuesto siempre. Es un mito. La mujer tiene las mismas necesidades y el mismo nivel de deseo. Entonces la falta o ausencia en general, para mujeres y hombres, puede deberse a muchos factores. Lógicamente si la pareja no nos resulta atractiva, no hay deseo, pero en muchas oportunidades hay problemas de deseo que tienen más que ver con la calidad de la relación, el tipo de relación, los acuerdos y proyectos en común.
3- ¿Qué aspectos atentan contra el deseo sexual tanto en el hombre como en la mujer? ¿Por qué?
- Podemos mencionar los “generales” que tienen que ver con la relación de pareja: la convivencia, las expectativas incumplidas, las peleas, las infidelidades. A veces hasta los problemas en las relaciones intra-familiares, las pérdidas, duelos y sensaciones de fracasos no resueltos. Y no podemos dejar de considerar el estrés de la vida cotidiana, las presiones, los problemas laborales.
Todas estos eventos tienen efectos psíquicos, pero también biológicos, que generan alteraciones hormonales y disminuyen el deseo sexual. También hay fármacos que provocan disminución del deseo y estados de enfermedad en general.
Hay que considerar que el deseo sexual es sumamente lábil y cualquier “detalle” puede interferir. Imaginemos por ejemplo un estado gripal, congestionado, con fiebre, dolor de espalda ¿quién tiene deseo de tener relaciones sexuales? Es algo casi simple y cotidiano, pero es suficiente para inhibir la respuesta.
4- ¿Por qué se dice que se confunde el deseo con la excitación? ¿Cómo son en cada caso?
Cuando hablamos, sexológicamente, de “deseo sexual”, nos referimos a las “ganas”, el interés de tener relaciones sexuales. Si nos referimos a la excitación, estamos hablando de un proceso que continúa al deseo. Si se dan las circunstancias, se produce la respuesta física que implica la excitación sexual, en el hombre la erección y la lubricación vaginal en la mujer.
5- ¿Es un hecho que el deseo sexual se transformará o diluirá en una pareja de años,? ¿Se puede evitar? ¿De qué manera?
- No hay razones para que ocurra. Podrá variar, ser menos frecuente. Pero también podrá ser “mejor” porque justamente hay una relación de años. Entonces hay confianza, afecto, no hay que demostrar nada, se puede vivir como una manera de seguir sintiéndose vivo, renovar el vínculo y compartir el placer.
A veces pienso que cuando le echamos la culpa a la rutina no nos damos cuenta de que cada uno de nosotros somos los artífices de ella. Pensemos qué estamos haciendo, o qué hicimos, para que se convirtiera en rutinario y cambiemos. Rever nuestros miedos más profundos con ayuda, sin escapar. Eso es una pareja, un hombre y una mujer.
6- ¿Qué consejos puntuales le daría a una pareja que comienza a notar esa declinación y a otra que hace rato la vive?
- Lo importante es que en una pareja, tanto el hombre como la mujer no se hagan los distraídos. En primer lugar es importante que reconozcan que tienen un “problema”. Sentarse a hablarlo y tratar de discriminar qué pasó es fundamental para avanzar. Si la persona sabe que tiene un problema y lo enfrenta, se la juega sin cobardías, entonces es el primer inicio en el camino de esa pareja.
Si hasta ahí van bien, y se ponen de acuerdo en qué quieren cambiar, ya dieron los primeros pasos. Después agregarán todo lo que quieran: jugar, reír, disfrutar juntos, irse de viaje, etc. El deseo se alimenta de seducción, juegos y complicidad y la base primaria es la comunicación y enfrentamiento del problema, sin escaparse. De esa manera, siempre hay esperanza.
Analía de la Llana - adelallana@losandes.com.ar
http://www.losandes.com.ar/notas/2011/7/6/como-mantener-vivo-deseo-578949.asp
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