Autor: La Verdad el Sáb, 07/01/2012 - 09:39.
“Nada estuvo planeado. Luego de la rumba detuvimos el carro a dos cuadras de mi casa, mientras nos distraíamos conversando. El ambiente se puso caliente. Él me comenzó a tocar. Me gustó. Aproveché que vestía una falda de jean y en menos de cinco minutos estaba encima de sus piernas. El vehículo se mantuvo encendido y el radio no dejó de sonar. Yo me olvidé de que estaba en la calle. Nadie nos descubrió. Fue un milagro”.
Cintia, nombre ficticio de la joven de 20 años que escondió su identidad por temor a someterse al escarnio público, relató en una reunión de amigos cómo fue su primera relación sexual. Su baja estatura no parece intimidarle. "Chalequea" y sonríe al afirmar que todo pasó de manera espontánea. No hubo velas ni rosas como lo soñó. Pero no se arrepiente.
Conocida de manera científica (y, por qué no, exótica) como amomaxia, tener sexo en la intimidad de un automóvil es una parafilia que vuelve a popularizarse en la capital zuliana. Sergio Valero, director del Centro de Coordinación Policial de Maracaibo, señala que mensualmente recibe entre 35 y 45 denuncias por sospecha de "actos impuros" en la vía pública. Según el inspector, la cifra se duplica en horas de la noche.
A Cintia no le intimida la presencia policial. Y la incomodidad no le afecta. De forma picarezca narra sus aventuras a cuatro ruedas. “Los hoteles están muy caros y en mi casa todavía sobreprotegen a una virgen. Ya el carro me lo conozco de pies a cabeza. A veces nos pasamos para atrás para estar más cómodos y con el papel ahumado más oscuro nos aseguramos de que nadie vea nada”.
Según cifras oficiales, 80 por ciento de las personas que son pilladas teniendo estos encuentros repudiados por la moralidad, se encuentran en perfectas condiciones mentales, mientras que el otro 20 por ciento participa bajo los efectos de estupefacientes o bebidas alcohólicas que conllevan al acto inconsciente
Aunque quienes tienen relaciones sexuales bajo estas condiciones de adrenalina extrema perjuran que nadie los ve, la Policía de Maracaibo desveló que los sectores Indio Mara, Grano de Oro, la avenida Universidad y Ziruma, son los puntos preferidos de los maracaiberos para realizar sus “vagabunderías”.
Esto sin contar la Vereda del Lago, donde la propagación del sexo en los estacionamientos se incrementó de tal manera que se aumentó la vigilancia en horario nocturno y se prohibió el acceso al parque recreacional luego de la medianoche.
Acechados por el hampa
Los inicios de la amomaxia se remontan a la década de los 50 y 60, cuando producto del hermetismo moral de antaño, se utilizaban los autocines para tener relaciones sexuales. Pero con la actual crisis en materia de seguridad que atraviesa el país, cumplir fantasías en los vehículos puede costar hasta la vida.
La oleada de asaltos y secuestros que azota a la región incita a los vecinos de una comunidad a denunciar un hecho irregular pocos minutos después de que ven un vehículo sospechoso se estacione en las cercanías de su residencia. Sergio Valero explicó que luego de la llamada, la placa del carro queda automáticamente en el sistema policial y se procede al rastreo e intercepción de la unidad.
“Una vez ubicados, si son mayores de edad, les hacemos un reclamo para que esa pareja entienda el problema que representa para el resto de la ciudadanía. Se verifica la procedencia del automóvil, que los papeles estén en regla y se manda a retirar. De ser menores de edad, el procedimiento es más engorroso. Los jóvenes son referidos al comando de la Policía, se llama a sus familiares y se espera a que los padres recojan a los adolescentes”.
Sin distingo de edades, el problema es aún más grave que un incomodo encuentro con la justicia. Cuando se está en un carro y se mantienen relaciones sexuales estacionados en un parqueadero, eres blanco fácil para los delincuentes que abundan en cada cuadra. Si la solución es manejar y simultáneamente practicar el acto, como lo ha hecho Cintia, se perderá la atención en una de las dos cosas; es decir, o se renunciará al placer o se provocará un terrible accidente de tránsito.
Riesgo patológico
Para Ender Boscán, sexólogo, tener relaciones sexuales en un vehículo desde el punto de vista patológico, no sería un mayor problema sino simplemente un sitio más. La dificultad se presenta cuando ese lugar se convierte en una fijación y se hace habitual.
“Generalmente no es un sitio muy cómodo para la intimidad. Las parejas se desnudan parcialmente y el período previo de estimulación es muy corto. Los participantes no se meten totalmente en el juego y eso puede generar complicaciones. En los hombres puede ocasionar una eyaculación precoz y en la mujer la ansiedad puede originar que desaparezca el orgasmo”.
Al igual que Boscán, el sexólogo Fernando Torres, sostiene la misma hipótesis: “Tener relaciones en el carro como experiencia puede dar un sabor diferente que no tiene nada de alarmante. El inconveniente es que algunas personas desarrollan adicción por actividades sexuales en una determinada circunstancia de temor o miedo y luego no encuentran muy placentera la relación sexual convencional.
Su picardía la guarda en la guantera. Cintia y su novio ya tienen una rutina: Salen temprano de la fiesta y convierten cualquier estacionamiento en su nicho de amor. Apaga su celular para que no la molesten. Ante la precariedad se imagina que está en un motel, un motel de cuatro ruedas.
Otras parafilias
Agrexofilia: Excitación producida por el hecho de que la actividad sexual sea oída por otras personas.
Agorafilia: Atracción por la actividad sexual o el exhibicionismoen lugares públicos.
Alopelia: Experimentar un orgasmo sólo viendo a otros teniendo una relación sexual.
Autagonistofilia: El estímulo es ser visto por otras personas durante el acto sexual.
Fuente: Leopoldo Márquez/ http://www.laverdad.com/detnotic.php?CodNotic=77464
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