quinta-feira, 29 de dezembro de 2011

Historia de un vaginismo



Siempre que hablamos de un problema nos centramos en el o la “portadora”  del problema. Hoy vamos a centrarnos en la otra parte en  esa parte que parece pasiva, pero que en realidad es tan activa en el problema como el o la portadora, y vamos a ver su vivencia, o por lo menos la vivencia de uno de estos hombres que ha convivido con el vaginismo muy, pero que muy de cerca.
“Antes de comenzar quisiera explicar brevemente la idea de este texto. En la actualidad soy un chico de 33 años que ha convivido con este problema durante muchos años, (…) hasta el día de hoy, en el que puedo decir que casi lo hemos superado. (…)
Se puede decir que todo comienza hace años cuando yo aun tenía la edad de 17 y conocí a mi actual mujer,  (…)
Pasado ya un tiempo, un par de años, yo pensé que quizá ya era momento de plantearnos algo más serio, pero el miedo a presionar a mi pareja, el miedo al embarazo no deseado, el miedo a querer ir demasiado rápido y alejarla por ello de mí, hicieron que quisiera esperar a que ella cumpliera los 18 años, lo que es la mayoría de edad para decidirme a proponérselo en serio. Ya que pensaba que a esa edad ya seríamos lo suficientemente adultos como para afrontar la situación. (…)
Cuando llegó el momento, yo comencé a proponerle sutilmente que lo intentáramos, pero ella me decía que no era el momento que quizá aun no se sentía preparada, que estábamos muy bien, y yo lo aceptaba, (…) , lo cierto es que la situación se empezó a tornar un poco tensa, y eso nos trajo muchísimos problemas de pareja, discusiones casi continuas, enfados sin venir a cuento, y problemas con la situación sexual. Cada vez disfrutaba menos y pensaba para mis adentros, qué hago yo con ella, por qué sigo aguantando esta situación, esto se tiene que acabar, y de hecho, una de las frases más continuas en ese tiempo era que los dos dijéramos, si esto no se supera en unos meses tendremos que dejarlo, pero pasados unos meses volvíamos a repetir la frase y así un bucle infinito.
Quizá ese fue el período más duro, ya que yo luchaba con su vaginismo, (aunque aun no sabía qué era eso) y a la vez conmigo mismo, yo me decía, si la quieres no puedes rendirte, el sexo con penetración no es 100% necesario, hay mil cosas que se pueden hacer. Pero cada vez ves que el deseo sexual disminuye, ves que cada vez disfrutas menos de la relación, y estás más pendiente de que ella disfrute que de disfrutar tú. Comienzas a pensar que si el resto del mundo puede por qué tú no, comienzas a plantearte que quizás estás haciendo algo mal o que lo has hecho y se te ha pasado por alto, empiezas a sentirte diferente raro, incómodo, y lo peor no puedes contárselo a nadie, ya que piensas si se lo cuento a fulanito que pensara de mi y si se lo cuento a menganito que pensara de ella, la quiero demasiado, y no quiero hacerla daño, pero necesito desahogarme, y si me fuera con otra, y si fuera donde una prostituta (…).
Esto duró varios años concretamente hasta los 26 años, momento en el que yo ya no podía más, no entendía qué sucedía,  (…) pero necesitaba que esto se acabara, (…) pude encontrar en Internet pude dar con lo que yo pensaba que nos podía suceder, puse en un buscador: problemas penetración pareja y apareció el resultado que yo tanto buscaba VAGINISMO. Por fin empecé a comprender qué era esto y de qué se trataba, un miedo irracional a la penetración, una fobia incontrolable, y una larga explicación, pero por fin entendía algo de lo que sucedía.
Tras esto y en vista que el problema no se solucionaba decidí proponerle a mi mujer una terapia de pareja con una sexóloga, ya que había algo que aún fallaba, yo ya no podía apenas con la relación, cada vez disfrutaba menos del sexo, y cada vez me resultaba más aburrido, así que pensé que quizá acudiendo a una sexóloga podríamos aunque no fuera tener penetración mejorar un poco más nuestra vida sexual, y en ese momento por fin comprendí qué sucedía, por fin le pusieron nombre a este problema, por fin nos dijeron: “ esto tiene solución” por fin algo de luz aunque yo seguía viendo las nubes sobre mi cabeza pero sabía que detrás de ellas quizás brillaba el sol.
(…) Esta decisión la tomamos en vísperas de nuestra boda, sabíamos qué problema era y aun así estábamos dispuestos a casarnos, habíamos luchado mucho para llegar hasta aquí y no nos íbamos a rendir ahora, además pensábamos que quizás la noche de bodas surgiría el ansiado hecho, pero vaya sorpresa, no fue así, (…).
Ella tenía que realizar una serie de ejercicios, introducirse un dilatador, pero le daba vergüenza que la viera o que la ayudara al principio, esto es uno de los síntomas del vaginismo, yo ahora me sentía un inútil, no servía para nada, no podía hacer nada, sólo animarla y esperar a que avanzara con los dilatadores hasta poder intentar la penetración (…), que todo estaba en sus manos y que ella era la que iba a marcar el ritmo, pero lo que para ella era un gran avance para mí era un pequeño paso, si ella había conseguido introducir un dedo con dificultad yo quería que ya estuviera entrando y saliendo con facilidad, pensando en cómo se masturban las mujeres en las películas porno, y con la necesidad de que avanzara más rápido.
Mientras el tiempo seguía pasando (…)  ella sigue con sus ejercicios, y yo, ¿qué hago yo? Nada, solo esperar a que esto se solucione, llegamos al punto en el que yo tengo que comenzar a intervenir y ayudarla a introducir el dilatador, la veo tensa, sufriendo, a disgusto, esto no es para mí, no puedo más (…) y sigo un poco más, la sexóloga nos dice que ya hemos llegado a un punto en el que deberíamos intentar la penetración, lo intentamos y no funciona, otra decepción más, ahora yo me siento como un vibrador como el que ella usa, no siento placer apenas, estoy muy tenso, tengo miedo, y eso pasa factura. Ya no disfruto apenas con el sexo, estoy mas pendiente de lo que tenemos que hacer que de disfrutar y eso hace que sea aun más duro si cabe. (…)
Finalmente tras unos meses más de hacer los ejercicios y tras hablar con la sexóloga nos dice que tenemos que intentar la penetración sí o sí, después de sacar el vibrador introducir el pene, y así lo hacemos, y al fin parece que algo entra, otro avance más, y en ese paso nos encontramos actualmente, hemos realizado dos intentos y en los dos ha entrado, (…)”.

Firmado por Asier.

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