Hombres que odian a las mujeres
Por lo general, los hombres aman a las mujeres. Pero hay hombres que odian a las mujeres.
Pese a odiar a las mujeres, como le pasa a todos los humanos, tienen necesidad de amor… por lo que muchos de ellos conviven con mujeres a los que acaban maltratando, insultando, dominando y haciendo la vida imposible.
Ahora que me siento a escribir, me doy cuenta que como colaboradora en un portal para mujeres; me gustaría escribir sobre otras temáticas; quiero decir, anhelaría que la realidad que nos rodea a “nosotras” sea más placentera, armónica, y satisfactoria.
Que no hubiera necesidad de crear artículos con información acerca de la violencia de género, las consecuencias del abandono emocional, infidelidades, traiciones, abusos, humillaciones. Tomo conciencia que osaría redactar fantasías, tips para que te liberes a tus sueños, listas de posibilidades para que sigas riendo, consejos para que puedas seguir desarrollando tu potencial interior.
Sin embargo, pasando revistas, la vida actual es un escenario de cotidianas violencias, de infracciones para el alma, que tienen la mayoría de las veces como escenario: la pareja.
Pienso, ¿Qué pasará en la cabeza de las personas que buscamos la mayor parte de nuestro tiempo el amor, y cuando lo tenemos lo dejamos ir? Si el amor es el bien más deseado, ¿por qué lo castigamos? ¿Por qué le huimos?
¿Por qué hay hombres capaces de escupir, golpear, e insultar a sus novias o esposas? ¿Por qué hay hombres que creen que golpear a una mujer es signo de masculinidad? ¿Por qué habrá hombres que engañan, se burlan y victimizan con sus parejas? ¿Por qué habrá tantos hombres que odian a nuestro género?
Investigando un poco, y con conocimiento de experiencias personales –propias y ajenas- pero todas cercanas, me topé con una palabra muy concurrida y escuchada: “misógino”.
Busque la etimología del vocablo para aclarar mis inquietudes y descubro que la misma deviene del griego “miso” que significa odiar y “gyné” que significa “mujer”, por ende “misógino es el que odia a las mujeres”.
La pregunta consiguiente es:
¿Por qué un hombre llega a odiar a una mujer?
Porque es la respuesta emocional que encuentra para protegerse de lo que teme. El misógino como cualquier otro ser humano, anhela ser amado pero a su vez teme ser abandonado o destruido emocionalmente por esa mujer.
En esa ambigüedad amor-temor se origina el odio. Para el misógino la mujer representa el poder; y el poder se desea, se aspira, se pretende porque no se tiene; pero así mismo se detesta, se reprocha por es inalcanzable. El poder es el instrumento que representa “lo que quiero y lo que no tengo”, lo que me recuerda “lo que quisiera y el temor de nunca poseerlo”.
La mujer para el misógino es la figura que puede satisfacer sus carencias emocionales y a la vez, reducirlo a nada. El misógino se basa en la creencia de que el amor es dependencia, y sufrimiento.
Si se entrega a esa mujer y la ama; ella lo abandonará, lo castigará; él perderá el control.
Por eso su mejor defensa es la estrategia de “desvirtuar el poder de la mujer”; utilizando como herramientas la humillación, los insultos, el desinterés, la indiferencia, los golpes. Busca avasallar el amor propio de su pareja para restarle poder; para “controlar”, para sentir lo que no tiene: “poder.”
De esta forma la mujer aplastada en su autoestima comenzará a depender de él, y se aferrará a la relación por temor a ser abandonada.
Sus conductas abusivas, humillantes, agresivas, ultrajantes tienen origen en las vivencias infantiles; en la historia del seno familiar, en la relación que sus padres tuvieron, en los códigos que les trasmitieron, en las vivencias.
Si este hombre nació en una familia donde los golpes e insultos hacia la mujer era moneda corriente, repetirá la historia; pues para él “eso es amor”. Su cosmovisión sobre las relaciones de pareja se dispara desde lo vivido en su hogar.
Los padres son protagonistas fundamentales en nuestras vidas; la madre es el contacto primerizo con el amor, y el padre con la primera experiencia de límites. En el caso de los hombres misóginos, “el odio surge” por imitación de la imagen paterna (padre misógino que detenta el poder, que todo lo puede, que se le respeta por temor) o por representación de la imagen materna (madre controladora). En ambos casos el niño busca identificarse con aquél que se arrogué el “poder/control”.
Cuando no existe un equilibrio entre los progenitores, los roles se invierten, los que tienen que cuidar requieren protección de quién tendrían que cuidar. Si la madre sufre, el niño siente que debe protegerla, convertirse en el hombre de la casa. Esta función no acorde a su edad, crea los resentimientos que en el futuro proyectará en sus mujeres.
Un misógino es el niño interior herido en el cuerpo de un hombre adulto; que no ha sido recompensado en sus necesidades de protección y dependencia; al que no se le ha permitido crecer, desarrollarse, expandirse. Un hombre que alberga un inmenso enojo, ira, bronca y odio hacia su madre; que años más tarde traslada a la mujeres; pues vive en él, el sentimiento latente del abandono que recibió cuando niño – madre víctima a la que debía proteger/madre sofocante que no le permitía ser – y se defiende a cualquier precio.
Autor: Chuchi González.
Coach Motivacional.
http://www.todamujeresbella.com/9338/hombres-que-odian-a-las-mujeres/
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