¿Qué sucedió con el orgasmo? (I)
MAYTE MARÍA JIMÉNEZ
Actualmente se estima que en el mundo cientos de miles de parejas terminan el acto sexual sin que la mujer llegue al punto clímax, también conocido como orgasmo. Algunas acuden en busca de ayuda, mientras otras, sufren en silencio esta ausencia de placer, y las consecuencias que conlleva, tanto para su estado emocional como para el de su pareja.
Claro está que no todas las mujeres viven y sienten el orgasmo de igual manera, o con la misma intensidad. En teoría, una mujer que tiene los genitales intactos y no sufre de lesiones en el sistema nervioso, u otros problemas físicos debería poder obtener orgasmos con una estimulación prolongada y adecuada en la intimidad.
Estas mujeres tienen deseos sexuales, aunque nunca, o muy pocas veces, llegan en el coito al climax de la sensación de placer. Incluso hay quienes son capaces de llegar al orgasmo por si solas, pero no con su pareja, después de una excitación de calidad y prolongada.
Hubo un tiempo en el que se asumió incluso como un fenómeno normal esta situación. Sin embargo, en nuestros días, cuando la sociedad se despoja de prejuicios que le limitaron en la intimidad, se ha comprobado que las perturbaciones en el deseo sexual femenino tiene sus causas y condicionantes, que de ser conocidas y tratadas debidamente pueden desaparecer, y este es el caso de la anorgasmia.
ARCOIRIS DE SUSPIROS
La literatura especializada explica que más de 95 por ciento de los casos de anorgasmia responde a factores psicológicos, dado que muchas mujeres tienden a sentir el placer en algunas situaciones y en otras no. De hecho se han establecido clasificaciones para los diferentes tipos.
Existe la anorgasmia situacional, en la que la mujer es capaz de obtener orgasmos en ciertas situaciones pero en otras no, o con ciertas parejas sí y con otras no. Incluso algunas pueden obtener múltiples orgasmos masturbándose, pero son incapaces de obtenerlos con un hombre.
En la mayoría de los casos de anorgasmia, la mujer no es capaz de obtener orgasmos con ninguna pareja, ni tampoco con ningún tipo de estimulación sexual.
Además está la anorgasmia primaria, la que la fémina nunca ha podido obtener un orgasmo, mientras que la secundaria define a aquella mujer que tuvo orgasmos en el pasado, pero es incapaz de obtenerlos actualmente.
Aquellas que experimenten orgasmos ocasionalmente sin poder predecir cuando van a ocurrir o no, los especialistas la denominan anorgasmia ocasional.
En realidad, la gran mayoría de los casos de anorgasmia tiene que ver principalmente con la anorgasmia de tipo primaria y secundaria. No obstante, los estudios demuestran que el 99 por ciento de los problemas sexuales son causados por problemas psicológicos o de comportamiento, y la anorgasmia no es diferente.
Hay que tener claro que anorgasmia no es frigidez. Esta segunda, en cambio, se refiere a la mujer que no es capaz de experimentar ninguna excitación sexual o deseo de intimidad con su compañero, pese a la existencia de relaciones armoniosas de pareja.
Si en cambio lo que sucede es que tiene dificultades para alcanzar el orgasmo, ello puede depender de muchas condiciones externas o internas, especialmente de su compañero. La literatura describe que incluso hay mujeres que en las que los deseos despiertan bastante tarde.
Por otra parte, la intensidad de la necesidad sexual varía notablemente de una mujer a otra y también de un hombre a otro. Solo es posible determinarla indirectamente, tomando como base la frecuencia y violencia del deseo, medidas en el comportamiento sexual medio de las personas.
CONOCERTE A TI MISMA
El reconocimiento del cuerpo por parte de cada mujer es esencial para el tratamiento y la prevención misma de la anorgasmia, pues con ello la mujer puede determinar cuáles son sus zonas erógenas y compartirlas con su pareja, sin prejuicios ni temores.
En las consultas de sexólogos, según describen artículos referidos al tema, muchas mujeres que sufren de anorgasmia no conocen su cuerpo, ni cómo este reacciona a la excitación sexual.
Las mujeres que no han experimentado suficientemente con la masturbación, no saben que partes de su cuerpo o genitales reaccionan mejor al estímulo sexual.
Otro problema que puede inhibir el orgasmo son las falsas expectativas relativas al acto sexual. Una persona con pocas expectativas de obtener un orgasmo, pensará que no va a ocurrir, o que le costará demasiado obtenerlo. Esta causa, además de predisponerla emocionalmente, genera una falta de concentración o de dedicación en el acto que imposibilita que suceda.
En el caso opuesto está también la mujer que tiene grandes expectativas durante sus primeras relaciones sexuales, y espera que un orgasmo sea una experiencia divina, cuando la verdad es que en la mayoría de las primeras veces no ocurre así.
Para las mujeres, los orgasmos al principio de su actividad sexual suelen ser poco intensos y son ellas las que deben aprender a intensificarlos aumentando el nivel de excitación, y aprendiendo a entender sus cuerpos con la práctica y el tiempo.
QUÉ PASA CON EL PLACER
Durante el acto sexual, y especialmente en el orgasmo hay un músculo que desempeña un papel importante en la sexualidad de la mujer, y es el llamado pubococcigeo.
Este es el principal tejido que se contrae en los espasmos musculares durante el orgasmo, tanto en las mujeres como en los hombres. Pero en el caso de las féminas un músculo débil no puede contraerse cuando tiene el pene dentro de la vagina, lo cual imposibilita el orgasmo, o lo hace tan débil que puede pasar desapercibido.
Otra causa suele ser la diferencia entre el ciclo de respuesta sexual del hombre y la mujer, aunque estos casos no pueden considerarse anorgasmia,. El nivel de excitación del hombre suele ser mayor y más rápido que el de la mujer.
En términos generales, la duración del acto sexual del hombre hasta llegar al orgasmo suele estar entre 5 y 15 minutos, y el de la mujer entre 10 y 20 o más minutos. Si en una pareja, el hombre solo dura 5 minutos y la mujer necesita 15, o más la fémina tendrá problemas para llegar al orgasmo.
No obstante, el verdadero problema está en la mente. El cerebro está encargado de percibir y gestionar los impulsos sexuales relacionados con la excitación física y mental durante la intimidad. No olvidemos que la mente es la encargada de crear la fantasía sexual, que es la puerta de entrada al placer y el éxtasis.
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Fuente: EXCLUSIVO, 03/06/11
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